la figura de Zan Tabak como entrenador no dista demasiado de la que reflejaba como jugador. El nuevo técnico del Caja Laboral cuenta, por ahora, con mejores recomendaciones que curriculum, pero todos los que han trabajado a su lado destacan ante todo la valentía con la que afronta desde que comenzó su carrera en Sant Josep el reto de convertirse en uno de los mejores. Su modelo parece claro. Los equipos que ha dirigido practican un baloncesto que se asemeja al de Joan Plaza, su mentor, aunque en los últimos años se ha forjado una leyenda como maestro de pívots.
En Madrid, donde primero fue jugador y después asistente, tuvo un influjo vital en el crecimiento de un Felipe Reyes al que ayudó a incrementar sus registros. Con Tabak, el menor de los Reyes, que lo ha ganado todo con la selección española, amplió su repertorio. Fue él quien le quitó el miedo a soltarse con el tiro exterior, hasta desarrollar un tiro de media distancia que se ha convertido en amenaza con el paso del tiempo, y quien le ayudó a mejorar el uso de su mano mala, la izquierda.
En Cajasol también adoptó discípulos. Juanjo Triguero y sobre todo Xavi Rey sacaron mucho jugo a los consejos del nuevo técnico baskonista, que va a encontrar mucha materia prima en Vitoria, donde al margen de Lampe, al que ya conoció cuando ambos coincidieron en el Madrid de principios de siglo, va a disponer de un Pleiss que puede crecer a su abrigo. Tabak también tuvo sus maestros. Creció en la Jugoplastika, junto a interiores de la talla de Dino Radja, Zoran Savic o Goran Sobin. Pero la reválida la pasó en la NBA, donde en 1995 se hizo con un anillo de campeón en los Rockets. Aquel equipo tejano, que contaba con Clyde Drexler en sus filas, estaba liderado por el maestro de los maestros. Hakeem Olajuwon, a quien Tabak dio minutos de oxígeno aquella temporada, aún sigue cobrando importantes cantidades de dinero por ofrecer clases de baile en el poste a los mejores profesionales del baloncesto mundial.
Tabak aprendió de The Dream, mejoró y luego enseñó lo aprendido. En ese proceso se encuentra también como entrenador. Aunque, como dice una persona que lo conoce bien, "no es sólo un entrenador de interiores". "Conoce bien el juego, sus conceptos. Es un entrenador completo", aseguraba ayer a DNA Diego Ocampo, preparador de las categorías inferiores de la selección y asistente del Cajasol, ahora con Aíto y antes con Plaza y Tabak.
"Su forma de entrenar es un reflejo de su personalidad", detalla Ocampo. "Es una persona metódica, constante y que se enfrenta a los problemas de cara. Cuando tiene algún problema con alguien lo afronta para solucionarlo", añade el antiguo compañero del croata, para quien hay red en el salto al vacío que ha practicado el Baskonia al contratar a un entrenador con tan escasa experiencia. "Es valiente. Es un técnico con formación y mucha ambición. Está claro que es un reto que tiene mucha dificultad, pero en la vida de un entrenador hay que luchar para buscar el éxito", añade.
Tabak lo ha buscado con denuedo desde que comenzó su etapa en los banquillos. Cuando le llegó la oferta para entrenar al Sopot no se lo pensó. Dejó a su familia en España, hizo las maletas y emprendió una aventura que por ahora se había traducido en seis victorias en ocho partidos en la liga polaca -ostentaba el liderato- y dos derrotas en las dos primeras citas de la Eurocup. Más que resultados o bagaje, con su fichaje se busca conseguir una reacción en el vestuario. Quienes lo conocen bien destacan también su capacidad de empatía, algo que le viene dado como consecuencia del espíritu de jugador que aún conserva.