Vitoria. El cambio de técnico es tan sólo el punto de partida en el largo camino que le aguarda por recorrer a este Caja Laboral. Sin que nadie pueda acertar a decir cómo ni en qué momento, el conjunto azulgrana se había convertido en un equipo plano, carente por completo de ideas y muy endeble de ánimo. Salvando un par de casos concretos, el nivel de ansiedad que rodeaba al equipo había llegado a provocar que le costara elaborar un baloncesto con una mínima coherencia. En todo caso, y esto ha salvado muchos partidos, la casta y el talento individual de algunas de sus piezas se habían convertido en el único recurso.
Andrés Nocioni ha sido uno de los que ha obrado el milagro en más de una ocasión. Ayer volvió a intentarlo, pero no pudo arrastrar todo el peso de un colectivo espiritualmente muerto. Su pleno en triples fue de lo poco salvable junto a la anotación de un Lampe mucho mejor en la canasta rival que en la propia y la cada vez más necesaria presencia de un Tibor Pleiss que crece a pasos agigantados y puede acabar convirtiéndose en una pieza importante.