vitoria. Nada mejor que la visita del vigente campeón liguero y un adversario armado hasta los dientes para reivindicarse tras la aciaga segunda parte ante el Anadolu Efes que todavía permanece en las peores pesadillas de los seguidores baskonistas. Apenas 72 horas después de comprometer un poco más su futuro en la Euroliga con veinte minutos para enviar al baúl de los horrores, el Caja Laboral dispone de una inmejorables oportunidad para reconciliarse con su público y recobrar la confianza ante los turcos tras un baloncesto delirante que ha vuelto a reabrir las dudas sobre la capacidad de esta plantilla.

El todopoderoso Barcelona, que ya ha cogido velocidad de crucero tras dos derrotas iniciales ante el Valladolid y el Bizkaia que no entraban en ningún cálculo, aterriza en el Buesa Arena en un momento delicado. La duda estriba en saber si la tropa de Ivanovic podrá rearmarse tras el tremendo varapalo anímico de una sorprendente reacción otomana que dejó señalado a más de un jugador obligado a dar varios pasos al frente. El optimismo que se había generado en el entorno tras la victoria en Milan y el ejercicio de supervivencia en Madrid ha dado paso a nuevos nubarrones ante las evidentes carencias de un grupo que, sobre todo en la Euroliga, está evidenciando sus débiles costuras.

No estará el lesionado Mickeal en las filas catalanas, pero sí las restantes estrellas encabezadas por un Navarro que comienza a recuperar su mejor tono tras dejar atrás la fascitis plantar que le viene martirizando desde el pasado ejercicio. En el combinado vitoriano, obligado a minimizar las pérdidas, recuperar el acierto exterior, exhibir un mayor equilibrio y mostrar su cara más aguerrida para dar réplica a un oponente tan físico y con tantos recursos, Rochestie permanece entre algodones y será duda hasta el último momento. En el caso de que pueda vestirse de corto, será la primera vez que Ivanovic disponga de todo su arsenal desde el inicio de la campaña. El duelo supondrá la despedida de Hernández-Sonseca.