vitoria. La historia del Baskonia está plagada de páginas que se escribieron con sangre. Algunas de las gestas más recordadas de una entidad que ha hecho del carácter bandera se han cimentado sobre situaciones de extrema necesidad. Y la actual, pese a la altura del calendario, podría entenderse que entra en esos parámetros. Queda mucho tiempo, mucho pescado por venderse. Eso está claro. Pero los problemas que está padeciendo el colectivo azulgrana, que trascienden a los aspectos derivados de las lesiones, exigen una reacción inmediata para enterrar las dudas que han surgido en torno al equipo y afrontar con un poco más de tranquilidad el complicado y comprimido periplo de viajes que le aguarda la próxima semana.

El Cajasol se presenta en Vitoria como la víctima propiciatoria para aparcar de momento las suspicacias y los miedos. Pero también como una seria amenaza para un Caja Laboral que, con dos complicadas visitas a Atenas y Gran Canaria y mucho trabajo que hacer para convertirse en un bloque sólido, no puede permitirse otro traspiés en su estreno liguero en el Buesa Arena. Milenko Tepic lo decía ayer en la entrevista publicada por este periódico: "Visitar Vitoria siempre es complicado. Pero ellos estarán bajo mucha presión, y tampoco será fácil", aseguraba el exterior serbio. Ese será uno de los principales argumentos a los que tratará de aferrarse un Cajasol tremendamente bisoño, con la mitad de la plantilla por debajo de los 22 años, y que también comenzó el curso regalando una decepción a su hinchada, tras caer con cierta contundencia en San Pablo frente al UCAM Murcia.

La otra arma que podrá esgrimir el equipo del laureado Aíto García Reneses se mide en centímetros. El cuadro azulgrana está obligado a crecerse ante la adversidad, nunca mejor dicho. Con todos los problemas que viene arrastrando por las lesiones acumuladas en el juego interior, el combinado vitoriano recibe la visita del equipo con más altura de la competición doméstica. El Cajasol, donde Satoransky y Tepic actúan como bases pese a sus más de dos metros, tiene sólo un jugador por debajo de ese umbral, el neoyorquino John Holland. A partir de ahí, el desequilibrio físico puede convertirse en un problema para la escuadra de Ivanovic, que se presenta sin Tibor Pleiss, casi con total seguridad sin Milko Bjelica y con un Maciej Lampe aún entrando en dinámica.

la hora de lampe El crecimiento que haya podido experimentar el poste polaco a lo largo de la semana, tras los pésimos dos minutos de juego que ofreció en Zaragoza, puede resultar determinante para las opciones de triunfo del Caja Laboral. Con Nemanja y Nocioni dispuestos a echar una mano bajo los aros, Ivanovic deberá contar de nuevo con un Edu Hernández-Sonseca que parece muy lejos del nivel que se debería exigir a un equipo que se declara decidido a pelear por títulos. Pero ahí están sus 212 centímetros, sus ganas de hacerse un sitio y el rendimiento, no demasiado por debajo de la media, que ha ofrecido en los compromisos disputados hasta el momento con el equipo.

Por lo demás, parece evidente que el Caja Laboral sigue contando con ventaja en cuanto a calidad en otras posiciones, aunque el proceso de ensamblaje en el que aún se encuentra inmersa la plantilla y las dudas de un Ivanovic que tampoco podrá contar en exceso con Fabien Causeur pueden equilibrar en cierta medida la contienda.