El Baskonia arranca hoy la Liga Endesa contra el CAI Zaragoza, un grande venido a menos en los últimos años con un sólido plan que busca reverdecer laureles. La desconfianza es una máxima en el deporte. No hay rival pequeño. Y, en contra de ese axioma, muchos pueden prever un debut apacible contra un equipo que afronta su tercera temporada consecutiva en la ACB.
Nada más lejos de la realidad. Al menos, en lo que se refiere a las previsiones para el cruce. Su falta de experiencia en la élite en el pasado reciente puede denotar bisoñez, aunque hay que tener en cuenta que la historia, la tradición baloncestística de la ciudad y la infraestructura con la que cuenta -el pabellón príncipe Felipe puede albergar hasta 11.800 espectadores- han conformado un proyecto de garantías que busca entrar en el play off.
Características subjetivas que se han concretado, este curso, en un plantel competitivo a pesar de las bajas que han debido cubrir. Una de las de más dificultosa suplantación es la de Carlos Cabezas. El nuevo timonel del Caja Laboral dejó su impronta en la capital maña y firmó unos números de vértigo. Otro veterano como Pedro Llompart ha llegado para hacerse con las riendas del equipo tras su exitoso periplo alicantino.
Quizás sea la de Rafael Hettsheimeir la baja que más acusará el conjunto zaragozano. Los problemas en su rodilla le han privado, probablemente, de un contrato más oneroso en algún nuevo rico europeo o incluso de dar el salto a la NBA, pero está claro que su rendimiento será difícil de igualar. Para ello el CAI ha firmado a un desconocido Joseph Jones que aportará también kilos en la pintura. En la Supercopa ya demostró que puede lanzar, jugar en el poste alto, bajo, de espaldas y de cara a canasta. Habrá que ver si no fue flor de un día. Norel y el croata Rudez, quien alternará las posiciones de alero y ala-pívot, son los otros refuerzos interiores. El primero con la intención de continuar una progresión estancada desde su antiguo club, el Joventut; el segundo, que quiere pasear sus virtudes por la mejor liga de Europa.
Menos preocupante, aunque también notoria, será la ausencia de Bracey Wright. El americano, que no aceptó una oferta a la baja de los maños para fichar por el Cedevita Zagreb del exbaskonista Ilievski, era un baluarte en el perímetro. Michael Roll es su sustituto. Pese a no poseer la capacidad anotadora de su antecesor, el americano es un jugador más completo. Junto a él se encuentra el islandés Steffanson, una de las debilidades de la afición zaragozana, y Chad Toppert, hace dos años, mejor triplista de la ACB por porcentaje.
Abós mantiene su doctrina de juego rápido y desenfadado, filosofía acorde con un plantel que, como el Baskonia, anda corto de efectivos en la pintura. En un encuentro de patrones aún sin apuntalar, el acierto exterior y las transiciones se antojan clave en perjuicio de un baloncesto-control apoyado en los sistemas.