Logroño. El Caja Laboral se apuntó el triunfo en el Triangular de La Rioja tras sumar su segunda victoria en un duelo a priori desigual pero que se apretó por la diferente intensidad con la que se lo tomó cada uno. El Clavijo quiso jugar, buscar la sorpresa y dar buena imagen ante su afición, mientras que al cuadro baskonista le valió con jugar a medio gas para imponer su calidad y obtener su tercera victoria de una pretemporada a la que ya sólo le quedan dos pétalos, dos últimas pruebas, ante dos rivales de mayor entidad.
Dusko Ivanovic va dando poco a poco con la fórmula, pero a este equipo todavía le queda mucho recorrido para ser lo que puede llegar a ser. Seguramente no bastará con esta comprimida pretemporada, trufada de partidos y carente de entrenamientos de calidad con todas las piezas disponibles. A este nuevo Caja Laboral es probable que no se le vea en plenitud de condiciones hasta dentro de unos meses. Pero ofrece apuntes interesantes y, sobre todo, arroja la impresión de ser un equipo con muchos elementos válidos, jugadores por duplicado para casi cada puesto y algo más, ese valor añadido que confiere la versatilidad de algunos de sus hombres. Eso sí, también tiene carencias. Y puntos débiles.
El Clavijo, que tampoco andaba sobrado de pívots, ahondó en las penurias interiores del equipo de Ivanovic. Sin más argumentos que Pleiss, que además no tuvo su día, la intensidad y rapidez de movimientos del letón Mareks Mejeris se convirtieron en una pesadilla para los improvisados postes del equipo azulgrana. Para equilibrar, Jesús Sala tuvo que prescindir sobre la marcha de su hombre de mayor peso en la pintura, la bestia Sidao Santana, que cayó lesionado tras disputar los tres primeros minutos de partido.
El primer tiempo, con estos condicionantes, se mantuvo bastante equilibrado, mucho más de lo que habría cabido pensar. Brad Oleson, Fernando San Emeterio y Nemanja Bjelica mantuvieron la producción anotadora de un equipo que, sin embargo, hacía aguas atrás, incapaz de frenar a Mejeris (20 de valoración en los primeros veinte minutos) en la pintura. Así las cosas, el electrónico reflejaba al descanso un resultado (32-38) que podía ofrecer la sensación de emoción. Era sólo un espejismo.
Al Baskonia le bastó con apretar un poco los dientes atrás y encomendarse al talento de sus estrellas para finiquitar cualquier esperanza de gloria del Clavijo. Oleson y San Emeterio calaron las bayonetas a sus fusiles y se pusieron manos a la obra para, sin prisa pero sin pausa, ir incrementando las diferencias hasta alcanzar una renta insalvable.
El lujo lo puso Nemanja Bjelica (27 de valoración gracias a sus 15 puntos, 7 rebotes, 3 recuperaciones y una asistencia). El alero serbio ofreció una de esas actuaciones que invitan a soñar al baskonismo. En Logroño, de hecho, ha demostrado que quiere comenzar la próxima temporada como acabó la anterior. Quiere ser importante. Y no parece que Ivanovic esté dispuesto a ponerle trabas. Es más, da la impresión de que el técnico montenegrino también pretende concederle galones. Ahora todo depende del propio Nemanja, y de si es capaz de mantener el nivel que ayer ofreció en casi todas las facetas del juego cuando llegue el momento de jugarse de verdad las alubias.
El encuentro, que a partir del tercer cuarto dejó de tener historia, sirvió también para aistir al estreno de Taylor Rochestie con la elástica azulgrana. El jugador norteamericano fue de menos a más. Muy agarrotado, asustado, encorsetado en un principio, en una primera mitada donde no hizo nada (ni bueno ni malo), creció cuando el encuentro estaba decidido. Daba la impresión Rochestie de jugar con miedo a la repercusión de los errores, sobre todo porque aún anda verde con los sistemas, y no le falta razón para sentirse así en vista por ejemplo de la reprimenda que Ivanovic le dedicó a Pleiss cuando cometió su segunda falta a los dos minutos de partido y tuvo que mandarlo al banquillo.
Tuvo tiempo el montenegrino para demostrar que puede componer una pareja de timoneles muy interesante junto a un Cabezas que ayer ya ejerció como titular. Lo de los tres bases, como se preveía, es un artificio que no convence a nadie. Y mucho menos a Ivanovic, que ayer mandó un recado a Heurtel, un jugador que no está pasando por buenos momentos. En un duelo en el que actuaron secundarios como Hernández-Sonseca, Calbarro o Milosevic, el francés no piso el parqué. Ivanovic está cincelando su equipo. Y no parece tener espacio para él.
KNET CLAVIJO Uriz (7), Rakocevic (3), Ruiz de Galarreta (14), Mejeris (14 )y Santana -cinco inicial-, Mesa (5), Arévalo (1), García, Tomás (2), Herrero (5) y Suárez (5).
CAJA LABORAL Cabezas (5), Oleson (19), San Emeterio (15), Nocioni (8) y Pleiss (4) -cinco inicial-, Rochestie (7), Milosevic (1), Causeur (6), Nemanja (15), Calbarro y Hernández-Sonseca (3).
Parciales 16-18, 31-38; 43-63, 56-83.
Árbitros Sánchez Moedas, Uruñuela y Martínez. Sin eliminados.
Pabellón Palacio de los Deportes de La Rioja. En torno al millar de espectadores.