Vitoria. El suyo ha sido un viaje relámpago antes de unirse en la tarde-noche de ayer al Baskonia en Francia en plena disputa del Torneo de Angers, donde su ex equipo (Le Mans) infligió el pasado miércoles la primera derrota al remozado proyecto vitoriano. Taylor Rochestie, la arriesgada apuesta de Josean Querejeta para minimizar el tremendo impacto de la marcha de Pablo Prigioni a la NBA, ya está a las órdenes de Dusko Ivanovic después de protagonizar una visita fugaz para pasar el reconocimiento médico. Superado éste con éxito, el base estadounidense nacionalizado montenegrino podrá comenzar a disipar dudas desde hoy mismo en el segundo amistoso ante el Chalon, previsto a las 20.00 horas. El flamante timonel azulgrana se erigió en una de las sensaciones del pasado torneo galo y acaba de conducir de manera exitosa a su selección hacia el Europeo de Eslovenia con un balance impoluto, pero el salto a un grande del Viejo Continente constituye ahora el mayor reto de su trayectoria profesional.

Y el interesado, de momento, destila ambición, se siente preparado para responder a la presión y, como acontece en estos caso, aterriza dispuesto a comerse el mundo. "Espero que todo el mundo esté preparado para hacer una gran temporada. Voy a vivir mi primera experiencia en la Euroliga y estoy ansioso por empezar. Sé que habrá importantes desafíos y que la ACB es muy dura, pero quiero ser un líder tanto dentro como fuera de la pista y ayudar a que el equipo haga un gran baloncesto", reveló.

Rochestie se deshizo en elogios hacia el Baskonia, que a su juicio actúa en un marco incomparable. "Es un gran club, con un gran entrenador. En Vitoria, hay una atmósfera increíble. Es una ciudad donde se respira baloncesto. Siempre hay depositadas grandes expectativas en este club, algo que es bueno porque son las mismas que yo me pongo a mí mismo", confesó el base procedente del Le Mans, de 27 años y 1,83 metros de altura.

Los informes de la secretaría técnica hablan de un cerebral base zurdo, dotado de una buena visión de juego y con una innata facilidad para ver el aro rival, siendo su fragilidad defensiva una de las principales asignaturas pendientes. "Trato de ganar y divertirme", deslizó cuando se le inquirió por su forma de actuar. De momento, compartirá timón con Carlos Cabezas y Thomas Heurtel hasta que se resuelva la incertidumbre que pesa sobre la continuidad del galo.