Vitoria. Ibex 35, Míbor, Euríbor, prima de riesgo, cómo no. Términos con los que la Europa del euro ha debido familiarizarse, unos países más que otros, por el modo imperativo. Como aquella aldea gala concebida por Uderzo y Goscinny donde Asterix, Obelix y el resto de habitantes vivían aislados de la realidad impuesta por los romanos, existen un par de localizaciones geográficas -no se trata de aldeas precisamente- que han escapado a una nueva imposición. La de los mercados en esta ocasión.
La abundancia de recursos naturales, la parte asiática que acogen ambos, la regularidad -en comparación con la ahora tambaleante Europa- de su moneda y, sobre todo, las grandes fortunas que persisten ha hecho de Rusia y Turquía los destinos predilectos dentro del ámbito del baloncesto en el Viejo Continente. Con las plantillas aún sin confeccionar, los primeros movimientos del mercado y una pujanza que no es nueva, aunque se haya visto remarcada desde el pasado cercano, dibujan ya los que serán los cocos de la máxima competición continental.
Lo del CSKA viene de lejos. El traspié ante Olympiacos en el último paso para colonizar de nuevo Europa le ha costado su puesto en el banquillo a Jonas Kazlauskas. Nostálgicos de la época dorada que comandó Ettore Messina, los rusos no han escatimado un euro para confeccionar la plantilla que el italiano demande en su regreso. 44 millones de euros de presupuesto entre los que caben reseñar los 3,7 que cobrará Milos Teodosic o los 1,2 del antiguo hombre de negro Aaron Jackson.
El sorprendente Unics Kazan, cuartofinalista en la Euroliga pasada, ha movido ficha con rapidez para pescar en río revuelto. En ría, mejor dicho, de nuevo la bilbaína, que se despide de Marko Banic como capitán del club. Igualmente veloz ha sido el Khimki. Pese a que no acoja ya la pujanza económica que le llevó a pagar doce millones de euros por tres campañas a Delfino, el equipo moscovita tiene ya en su plantel a dos de los postes más destacados de la ACB 2011-12: Paul Davis y James Augustine. Incluso el modesto Krasnye Krylya Samara, acomodo del corpulento DeJuan Blair (San Antonio Spurs) durante el lockout, ha tentado a Kaloyan Ivanov con su petrodolares.
Mientras los rusos pretenden proseguir con una filosofía derrochadora que le ha dado ciertos réditos -sobre todo al CSKA-, desde Turquía se pretende sacar partido de una vez por todas a sus nefastas inversiones. Buen ejemplo de ello fue el fichaje de Iverson a razón de dos millones de euros la temporada. Finalmente no pudo acabar la primera campaña por una lesión y para regocijo de los decepcionados fans del equipo.
Hartos de tanto estrépito y tan pocos resultados, los turcos han decidido, con buen criterio, construir la casa desde los cimientos. Por ello, las inversiones primeras han sido para los entrenadores. Mahmuti al Anadolu Efes ante la negativa de Obradovic que rechazó dos millones de euros al año; Ataman, ganador de Liga, Copa y Eurochallenge con el Besiktas, al Galatasaray; y Pianigiani, padre ideológico del dominador del basket italiano en la última década, el Montepashi Siena, al Fenerbahce Ulker.
Las incorporaciones la pasada campaña de los Barac, Savanovic o Ukic, no fueron suficientes para alcanzar las cotas requeridas y se habla de que Pianigiani se lleve a su nuevo hogar a Sato o McCaleb. De momento ya ha contratado a Baris Ermis, uno de los jugadores turcos más cotizados, y se rumorea que ha ofrecido 4,5 millones de euros por tres temporadas a David Hawkins. Comienza a girar la rueda, esta vez con clara dirección hacia la Europa más asiática.