Vitoria. Era algo previsible e inevitable en un play off presidido por semejante tensión. Se acabó la paz y el baloncesto, tristemente, pasa a un segundo plano. El mediático aparato propagandístico blanco irrumpió ayer en escena para embarrar más si cabe una serie que se le ha puesto cuesta arriba a un Real Madrid que, por lo visto, quiere ganar en los despachos lo que es incapaz de conseguir noblemente y con buenas artes sobre la pista. El apasionante pulso entre vitorianos y madrileños, que ha regalado conmovedores minutos de emoción, tensión y calidad por parte de dos equipos hambrientos de gloria, ha traspasado cualquier límite de la limpieza deportiva para convertirse en un polvorín que, con el paso de las horas y los nervios a flor de piel por lo mucho en juego, ha estallado.
Ha bastado que los pupilos de Pablo Laso se vean contra las cuerdas y con la soga al cuello para que sus altas esferas y los medios afines de la capital, sin obviar tampoco las críticas de jugadores como Suárez, Mirotic y Begic en las redes sociales, hayan iniciado durante las últimas horas una guerra sucia con aroma a triste pataleta de mal perdedor. Bien haría el Baskonia en rematar esta noche el billete para la octava final liguera de su historia porque, en caso contrario, el sábado le aguardará un infierno en el Palacio de los Deportes de la Comunidad del que difícilmente podrá salir vivo tras las infames declaraciones pronunciadas por el jefe de la sección de baloncesto merengue con el fin de condicionar el arbitraje del cuarto partido.
Por si el ambiente no estaba ya lo suficientemente cargado, como si hiciese falta echar más leña al fuego para enardecer todavía más a un Buesa Arena que hoy recibirá de uñas a su rival, Juan Carlos Sánchez se ha convertido ya en un personaje non grato para el baskonismo tras unas palabras incendiarias y de dudoso gusto que sólo vienen a retratar el pavor a que el conjunto blanco firme un estrepitoso fracaso ante un Baskonia más sólido y entero hasta la fecha. Una cosa es sentirse agraviado por un arbitraje que repartió errores para ambos lados y otra distinta derramar basura por la boca contra un club, un presidente y unos jugadores que se han encaramado a la cima continental gracias al trabajo, el esfuerzo, la dedicación y una gestión modélica.
El directivo merengue traspasó una línea peligrosa y, si sus palabras quedan impunes por parte de la ACB, se abrirá la barra libre para que cualquiera diga la mayor barbaridad con la certeza de que se irá de rositas. Es cierto que Querejeta fue el pasado sábado el primero en encender la mecha de la polémica al denunciar “un criterio diferente” producto del desigual reparto de faltas entre los dos primeros partidos, pero el tono y la gravedad del lazkaotarra carecen de comparación con los exabruptos fuera de lugar lanzados por un dirigente que ve cómo su proyecto se encuentra cerca de languidecer contra todo pronóstico de manera prematura.
‘lindezas’ de todo tipo Sin ser algo fruto de un calentón, ya en frío tras rumiar durante toda la noche una derrota dolorosa a más no poder y todo premeditado con el único objetivo de mediatizar a los colegiados que hoy impartirán justicia en el Buesa Arena, Sánchez no dejó títere con cabeza y, en declaraciones a www.tubasket.com, cargó con inusitada dureza contra Martín Bertrán, Pérez Pérez y Araña, a su juicio los únicos culpables de que el Madrid cayera en la tercera entrega. “Estamos tristes, indignados. Nosotros no debemos meternos en si las decisiones arbitrales son más o menos oportunas; sí en la diferencia de criterio. El Real Madrid ha sido respetuoso con el estamento arbitral y lo seguirá siendo. A falta de tres minutos ganamos de seis y pitan una antideportiva a Begic que no es. La expulsión posterior tampoco. Hay dos jugadores del Caja Laboral que le empujan, cuando él baja los brazos, y a ellos nada. Expulsan a Begic y a ellos nada”, censuró de entrada.
El Madrid ya calentó la víspera del segundo duelo al filtrar a la prensa madrileña un supuesto informe de la comisión técnica de la ACB que dejaba entrever que el trabajo de la terna de colegiados había favorecido al Baskonia. El club madrileño elevó ayer tanto al director de arbitraje (Alberto García Chapuli) como al director general de la ACB (Albert Agustí) una queja formal por lo sucedido el pasado martes, ya que, a su juicio, “no podemos permitir que esto vuelva a pasar”. Sánchez censuró que “nos han perjudicado en los tres partidos de la serie”, calificando como “penoso” el trato que se le ha dispensado a su equipo.
Prigioni estuvo en la diana de alguna de sus lindezas. “Me dicen los jugadores que le llama cosas a Pérez Pérez que si me las dice a mí en la calle tendríamos un problema”, amenazó el directivo madridista, que extendió su ira hacia la máxima cabeza visible del Baskonia. “Querejeta tiene una ventaja con respecto a todos los demás y es que él ha estado, está y estará siempre. Yo no sé si voy a durar unos meses o cinco años”, precisó. Sus delirios también le llevaron a exteriorizar que “todo el basket nacional está indignado” y que “otros árbitros, compañeros de los que pitaron ayer -por el martes-, y otros clubes nos han llamado para decirnos que es una auténtica vergüenza”. Unas críticas que, a buen seguro, motivarán que el griterío del Buesa Arena sea más ensordecedor que nunca contra el Madrid.