Vitoria. Como tantas otras veces en partidos determinantes, la batalla bajo los tableros está constituyéndose en crucial dentro de esta serie de semifinales de la Liga ACB. Todo apuntaba a ubicarlo, dentro de un cúmulo de factores, en las primeras posiciones en cuanto a los quebraderos de cabeza baskonistas en caso de toparse con el alto y veloz equipo merengue. Eran las dos consignas para cualquiera que tuviera dos dedos de frente. Mitigar las características físicas que marcan la diferencia en la escuadra de Pablo Laso.
La que atañía a rebajar el juego en transición blanco se está cumpliendo. Pero la que, a priori, parecía la segunda premisa a tener en cuenta en este cruce, ha sufrido un vuelco de 180 grados. Ahora más que parar a los espigados pívots madridistas, son ellos quienes buscan cambios en las marcas o dos por unos para frenar a un Lampe pletórico. El poderío en la zona y la buena mano del polaco están marcando buena parte de la eliminatoria pero hoy, con casi total seguridad, entrará en juego un factor desequilibrante, esta vez para los blancos. La segunda condición da un nuevo vuelco.
Este factor tiene nombre y apellidos: Nikola Mirotic. El producto más reluciente de la tímida cantera madridista debutará hoy, si atendemos a los pronósticos, en el play off 2011-12. Debutará con el grado de protagonismo que corresponde a un jugador como él, en verdad. Y es que su bautismo oficial, el pasado curso con un Madrid de capa caída tras la renuncia de Messina, fue discreta. 4,6 puntos y 1,6 rebotes para 5,3 de valoración. No obstante, es justo reconocer que fue el técnico transalpino el que otorgó al baloncestista de origen montenegrino la alternativa definitiva. En liga regular, Nikola finalizaba su año 0 con 8,1 puntos y 3,8 rebotes (9,2 de valoración). Sobresaliente.
Números que ha incrementado en este año de asentamiento en el que ya, sin discusión, es uno de los referentes del nuevo Madrid de Pablo Laso. Como con tantos otros jugadores, los números de Mirotic pierden sentido sin una interpretación correcta. No es el qué, si no el cómo. La perla merengue ha anotado 8,9 puntos y ha capturado 4,5 rebotes por partido para alcanzar los once puntos de valoración en tan sólo veinte minutos sobre el parquet. Buenos números, pero tan sólo eso; números.
El aporte en la cancha de Mirotic le define como un cuatro moderno, quizás la posición más vanguardista, si se permite el término, del basket contemporáneo. Mirotic es un cuatro que se abre, que lanza de tres, que bota, que abre el campo... ¿Acaso hay otros? Se preguntarán algunos de los aficionados más jóvenes. Con cuentagotas, pero los hay. Begic y Velickovic son ejemplo de ello, hasta Tomic lo es, por lo que la entrada en escena del joven jugador confiere otra alternativa, generadora de otras tantas opciones en lo relativo a la apertura del espacio, al cuadro blanco.
Nuevas alternativas que vienen dadas de la esencia falsa de estos jugadores. Estos falsos cuatros, como su propia denominación indica, tienen características de jugador exterior, pero no dejan de ser interiores. Ésta es la mayor virtud de Mirotic. Él sí puede jugar de tres y, cuando lo hace como ala-pívot, genera verdadero peligro traducido en espacios amplios por los que sus compañeros pueden transitar a sus anchas. Por Mirotic pasarán innumerables ataques que condicionará desde su sola presencia. La nueva consigna será entorpecerlos.