Vitoria. Dicen que el dinero compra todo o casi todo en la vida. Los petrodólares rusos sobrevuelan más que nunca la presente edición de la Final Four en Estambul, ya que algunos de los implicados han sido o están siendo tentados por el dinero que, al parecer, fluye a borbotones en el Este de Europa. Todavía no es oficial, pero sigue extendido como la pólvora el rumor de que Andrei Kirilenko, el jugador mejor pagado del baloncesto continental, regresará este verano a la NBA tentado por la multimillonaria oferta de un compatriota suyo que se encuentra al frente de los Brooklyn Nets. La estrella del CSKA habría alcanzado ya un acuerdo verbal con el propietario de la franquicia neoyorkina, el magnate y político ruso Mijaíl Prójorov, que invirtió en su día 200 millones de dólares para hacerse con el 80% del accionariado.

El ex de los Jazz se convirtió la pasada campaña en agente libre tras acabar su vinculación con el equipo de Salt Lake City. Dado que la NBA evitó pujar con fuerza para retenerle, no dudó en convertirse en el nuevo estandarte del CSKA para recuperar su trono continental. Sin embargo, su estancia en este lado del Atlántico se reducirá a una única temporada ante su próximo desembarco en Estados Unidos. Su llegada a los Nets será un acicate para la renovación del base Deron Williams y la consecución de otros fichajes que Prójorov medita para engordar su ego personal y, de paso, disparar la ambición de una franquicia sin grandes resultados.

Otro adinerado magnate ruso también está en boca de todo el mundo durante los últimos días por su intento de adquirir el Panathinaikos, el dominador absoluto de la Liga griega con 32 entorchados y el tirano de la Euroliga en la pasada década. En un contexto de crisis mundial que se ha cebado especialmente con Grecia, los reiterados intentos de los hermanos Giannakopoulos -dueños de una empresa farmacéutica que genera más de 250 millones de euros al año- de entregar las llaves del conjunto del trébol a cambio de dinero fresco han llegado a los oídos de Igor Yusufov. Se trata de un antiguo ministro de energía del gobierno de Vladimir Putin entre los años 2001 y 2004 que regenta Fund Energy. Con inversiones en Inglaterra, Alemania, Bélgica, Suiza y Grecia, además de dirigir la empresa que provee gas a todos los países bañados por el mar Báltico, ya ha manifestado su interés por comprar uno de los clubes más laureados. Aunque las últimas noticias procedentes de los medios helenos siguen cuestionando la posibilidad de que los hermanos Giannanakopoulos se desprendan de sus acciones, también se da por hecho que una jugosa oferta les hará cambiar de opinión. Obradovic se muestra en este sentido cada vez más inquieto sobre la resolución del asunto y desconoce si seguirá al frente del equipo a partir del próximo curso.