EL Bizkaia, para abrir boca, y si todo se desarrolla con la lógica más implacable, el Real Madrid en semifinales y el Barcelona en una hipotética final que a día de hoy queda demasiado lejos. El Baskonia ya conoce su pedregosa hoja de ruta para conducir la cuarta Liga ACB de su historia a las vitrinas del Buesa Arena. Un camino difícil y sin ninguna perita en dulce, aunque tras el rotundo triunfo de ayer queda el consuelo de que la tropa de Ivanovic llegará en un momento óptimo con la paulatina recuperación de todos sus efectivos. Con Prigioni y San Emeterio aparentemente recuperados de su tendinitis en el hombro y pubalgia respectivamente, un Lampe en clara progresión tras una laboriosa puesta a punto derivada de la operación de cadera y el despertar de otras piezas como Nemanja Bjelica, inmerso en su momento más dulce desde que aterrizase hace dos veranos en la capital alavesa, la afición azulgrana alberga motivos reales para soñar. Sólo queda confiar en que un tierno Milko Bjelica regrese a la senda adecuada y que Teletovic, castigado ayer con una inesperada ración de banquillo tras sus oscuras actuaciones de los últimos tiempos, recobre su esplendor. Entonces, la máquina estará engrasada y las dudas exhibidas desde el descorche del presente ejercicio liguero darán paso a un moderado optimismo.
Sin embargo, conviene no correr tan deprisa y orientar la vista hacia un primer cruce envenenado únicamente al mejor de tres encuentros cuyo primer capítulo está previsto, a falta de la confirmación oficial, para el viernes 18 en el Buesa Arena. Dos días más tarde, Miribilla acogerá la segunda entrega de una eliminatoria con aroma a venganza que se regresaría otra vez a la pista de Zurbano en caso de desempate. Tras la dolorosa eliminación continental de hace unos meses que representó la afrenta más cruel para el seguidor vitoriano, anida la sensación de que el Baskonia se halla en perfectas condiciones para tomarse la revancha más deseada por todos sus estamentos. Si el partido de ayer sirve como termómetro del estado de forma de unos y otros, el cuadro vitoriano comparece sin dudas en el equipaje mientras que la tropa de Katsikaris acude a las series finales con la aguja de la gasolina en la reserva. Tras una impecable trayectoria en la Euroliga que le ha desgastado física y mentalmente, este Bizkaia rebosante de veteranos carece ahora de la chispa que requerirán estos duelos al filo de la navaja. El mejor aperitivo posible entre ambos tendrá lugar este viernes (20.30 horas) con la disputa de la final de la Euskal Kopa en Miribilla que podría servir para comer un poco más la moral de los hombres de negro.