vitoria. Ya no surgen tantos niños prodigio como antaño y la competencia con otros clubes más adinerados es atroz para atraer hacia la capital alavesa a promesas deslumbrantes, pero el Baskonia sigue trabajando de forma denodada en la sombra para asegurar su futuro. El objetivo no es otro que reclutar a jóvenes que sean pulidos para, quien sabe, soñar con una meteórica progresión como la conseguida en su día por Scola, Splitter, Calderón y compañía. La entidad alavesa tiene que regenerarse a la fuerza, mover los hilos de la juventud y dar salida dentro de unos años a esas bisoñas piezas captadas casi desde la adolescencia están destinadas a jugar en sus categorías inferiores o, en su defecto, recalar cedidas en otros lugares. La única manera de que sus arcas ingresen una ingente cantidad de dinero para mantener intacta la ambición de sus sucesivos proyectos.

Además de Ilimane Diop, la última gran esperanza del baskonismo tras su sonado éxito en el torneo de Mannheim, el Baskonia mima hoy en día a otras perlas que, si no se pierden por el camino, deberían ponerse a medio-largo plazo al servicio del primer equipo. La secretaría técnica azulgrana, encabezada por Alfredo Salazar y Juan Pedro Cazorla, trabaja sin desmayo para que todos los niños que despuntan en cualquier evento internacional puedan, al menos, hacer una prueba con vistas a su aterrizaje en el Fernando Buesa Arena. El problema radica en que no todos esos jóvenes -inducidos por sus padres- se quieren plegar a los contratos de largo duración con la inclusión de una elevada cláusula de rescisión en el mismo, algo que su día sí hicieron las estrellas traspasadas a la NBA, que la avaricia de algunos siniestros representantes se interpone a menudo en los planes alaveses -el caso más doloroso ha sido el del croata Dario Saric, que ha debutado este ejercicio en la Euroliga de la mano del Cibona Zagreb- y que la opulencia de los transatlánticos les permite ofrece mejores condiciones a dichos objetos de deseo.

En la hornada de jugadores baskonistas pertenecientes a 1993, destacan el base-escolta anglo-holandés Devon Van Oostrum y el alero senegalés, nacionalizado español, Mamadou Diop, aunque éstos llegaron a Vitoria en edad junior. El primero, que ya ha tomado parte en el último Europeo de Lituania y está incluido en la primera preselección de Gran Bretaña para disputar los Juegos Olímpicos de Londres, es posiblemente el joven en el que más expectativas ha depositado el club para conseguir un diamante en bruto. Cedido en la actualidad en el Tarragona de la Adecco Plata, mantiene una progresión interesante, si bien deberá pulir su tiro desde la larga distancia. Por su parte, el africano, un portento físico que milita en el UPV Álava, tiene que recorrer todavía un largo camino para mejorar sus fundamentos.

Igual o mejores frutos se pretende obtener con los jóvenes nacidos en los años 95 y 96 que trabajan codo con codo junto a Iñaki Iriarte, la sombra de Tiago Splitter durante muchos años y una figura básica para pulir el talento y mejorar la técnica individual en edades tan precoces. Aquí destacan cinco jugadores de muy distinta procedencia como el ala-pívot brasileño Daniel Bordignon, el base-escolta bosnio Sandro Gacic, el poste ya nacionalizado Ilimane Diop, el alero gallego Carlos Martínez y el poste letón Rinalds Malmanis. El cuatro bosnio de 1,92 metros y 14 años Borisa Simanic ha sido el último en engrosar esta lista tras estar a prueba durante la última Minicopa en Barcelona.