alicante. Llegó el gran día. Ocho años después de emigrar hacia los Bulls de la NBA como una estrella consolidada en el Viejo Continente, Andrés Nocioni reestrena esta mañana la casaca azulgrana en el Centro de Tecnificación. El debut del santafesino, la llama que ha prendido la ilusión del baskonismo para soñar con la cuarta ACB de la historia, concentra todos los focos en una jornada vital para seguir presionando a los dos líderes en la carrera por el liderato de la fase regular. Como si las manecillas del reloj hubiesen corrido a un ritmo vertiginoso desde entonces, el Chapu acude al rescate del Caja Laboral en un momento crítico de su historia donde necesita reclamos mediáticos para volver a disparar su cotización en la pelea con los gallos.
Será la primera ocasión para comprobar en directo el estado físico de una pieza que, si bien adolece del ritmo ideal para marcar diferencias tras su reciente época de penumbras al otro lado del charco, está llamado a inocular su carácter indomable, mentalidad ganadora y espíritu guerrillero a un grupo demasiado dubitativo hasta la fecha. Se diría incluso que la visita al Lucentum ha quedado en un segundo plano durante toda la semana ante los ecos de este golpe de efecto propinado por Josean Querejeta para regenerar la pasión de una afición resignada a su suerte. Posiblemente haya que esperar un tiempo prudencial para rememorar las veladas más álgidas de Nocioni, pero su sola presencia ya es un aliciente para transformar esas gotas de escepticismo en un moderado optimismo. Por si ello fuera poco, la ausencia de San Emeterio dotará al albiceleste a las primeras de cambio de un protagonismo mayor del esperado en la cuerda exterior.
El Baskonia pretende quemar en tierras levantinas un nuevo capítulo de su voraz persecución al Barcelona y Real Madrid, que sienten el aliento en la nuca de un plantel sin margen de error para mejorar su actual tercera posición. Frente a un Alicante inmerso en una agónica situación económica que incluso amenaza su supervivencia en la competición para el próximo curso, el conjunto vitoriano se exige un nuevo triunfo que, como mínimo, le permita apurar sus posibilidades de amasar el liderato.
Maltratado por las lesiones y una economía de guerra que se traduce en retrasos en el pago de las nóminas, el Lucentum dista mucho de ser en esta segunda vuelta el sorprendente colectivo que protagonizó innumerables sorpresas para colarse contra todo pronóstico en la Copa. Sin embargo, todavía alberga opciones reales de acceder a las series finales por el título y apela al orgullo para cosechar un triunfo de prestigio ante uno de los grandes. De ahí las lógicas cautelas antes del salto inicial. Además, las heridas originadas por la estrepitosa derrota del pasado ejercicio en este mismo recinto aún no han cicatrizado.