Vitoria. Tres duelos de rivalidad regional y un desigual pulso entre el Barcelona y la revelación liguera del Alicante para abrir boca en la 76ª edición de la Copa del Rey, prevista del 16 al 19 de febrero en el Palau Sant Jordi. Por cuarta vez en cinco años, habrá derbi vasco. El sorteo celebrado ayer en el Ayuntamiento de Barcelona volvió a ser caprichoso a la hora de deparar los enfrentamientos que la mayoría de los implicados en este negocio del baloncesto, especialmente los entes televisivos, suspiraban. En el caso del Baskonia, cabe pensar una vez más que por una cuestión de simple azar, el atractivo pulso ante un vecino como el Lagun Aro no viene a ser algo novedoso tras los recientes precedentes. De hecho, en las dos últimas ediciones celebradas en Bilbao y Madrid ya tuvo que medirse a las primeras de cambio al otro club vasco -en este caso el Bilbao Basket- clasificado para la reunión copera. Por si hubiera pocos alicientes, la responsabilidad de tener que abrir el torneo el jueves 16 a partir de las 19.00 horas -algo que no se le ha dado nada bien en otras ediciones como la de Valladolid en 1998 y Vitoria en 2000- incrementará la presión para el inquilino del Buesa Arena.
Esta vez, fueron las manos inocentes de Jaime Alguersuari, piloto de Fórmula 1, y Álvaro Vázquez, el prometedor delantero del Espanyol, las encargadas de rubricar el choque entre vitorianos y guipuzcoanos, cuya sana rivalidad quedará aparcada por unas horas visto lo mucho que habrá en juego. El Caja Laboral, envuelto en un mar de dudas, lastrado por la orfandad de pívots que doten de un mínimo equilibrio a su engranaje y con la plantilla todavía incompleta, afrontará por tanto un difícil primer obstáculo en su pedregoso camino hacia la séptima corona de su historia. Pese a ser un novato en estas lides, el Lagun Aro comparecerá en tierras catalanas con la ilusión del típico equipo sin nada que perder y mucho que ganar. Un arma de doble filo en estos ásperos partidos presididos por una tensión indudable y en los que todos los protagonistas carecen de margen de error.
Tras un titubeante inicio de temporada en el que tardó la friolera de cinco jornadas en inaugurar su casillero de éxitos siempre por un estrecho margen de diferencia, el Lagun Aro ha enderezado el rumbo de una manera espectacular. Con un baloncesto alegre y dinámico que le ha conducido a imponerse en seis de los siete últimos encuentros, los pupilos de Sito Alonso sellaron el pasado domingo en Murcia su histórico billete para el torneo más atractivo de la ACB. Su espectacular remontada del último cuarto ante el Murcia, unida a los traspiés del Valencia Basket y CAI Zaragoza, posibilitaron el éxito más sonado de su todavía corta historia.
Vidal, el salto de calidad El estético cuadro donostiarra, tercer mejor anotador de la competición con casi 79 puntos de promedio, se nutre básicamente de la álgida producción anotadora de Baron y Panko. Sin embargo, el hombre que le ha proporcionado un salto de calidad no ha sido otro que el exbaskonista Sergi Vidal, recuperado para este juego tras su gris estancia en el Real Madrid. El liderazgo de Salgado y la incansable brega de Doblas, un perfecto complemento en la pintura para el veterano Betts, constituyen otros avales del rival azulgrana. Una exigente piedra de toque, en definitiva, para un Caja Laboral que hoy en día dista mucho de ser un sólido aspirante al título en espera de una anhelada reconstrucción en el juego interior.
Es posible que para ese duelo ante el Lagun Aro la fisonomía vitoriana haya cambiado radicalmente con el ingreso de Lampe y algún otro pívot de campanillas, el restablecimiento de Ribas y las salidas de los temporeros Golubovic y Walsh. Los dos precedentes de esta campaña ante los donostiarras se han saldado de forma favorable. A finales de septiembre, el Baskonia remontó en el último cuarto (83-81) para sellar su clasificación hacia la final de la Euskal Kopa. Más claro resultó el pasado 4 de diciembre el triunfo liguero (86-74) en el Iradier Arena tras una excelente actuación de Teletovic y Ribas con 24 y 19 puntos respectivamente.
En el caso de superar este primer escollo, el listón de la exigencia se elevará varios centímetros para la tropa de Ivanovic. El temible Barcelona, que ha acaparado la mayoría de los títulos domésticos en los últimos tiempos, se perfila como el adversario alavés siempre que los catalanes impongan la lógica ante el Alicante de Txus Vidorreta, uno de los varios modestos que pretenden romper los pronósticos y prolongar el particular encanto de la Copa, el torneo más propicio para las sorpresas en el que un mal día condena a los favoritos.