vitoria. Existe un axioma extendido en el mundo del deporte profesional y asumido por muchos de sus integrantes que reza que una derrota es una derrota, al igual que una victoria no excede su condición de triunfo único. Los defensores de esta tesis se aferran a los tres puntos futboleros, uno o dos, dependiendo del deporte y torneo. Lo mismo valen contra los Lakers que contra el Navalcarnero según ellos -con todos los respetos a la preciosa zona vinícola madrileña, así como hacia su equipo de fútbol, colista del grupo VII de la Tercera División (juro que lo desconocía antes de citarlo). Tómese como un ejemplo y obviése la discordancia disciplinar-.
Afirmaciones que pretenden alcanzar la categoría de sentencia, de axioma para muchos. Y lo son si nos atenemos a la fría perspectiva estadística. Efectivamente Lakers y Navalcarnero, de competir en la misma categoría, engrosarían el botín del interesado con idéntico número de puntos. Pero no es lo mismo ganar o perder en el Municipal Mariano González que en el Staples Center; es distinto medirse a los Kobe, Gasol o Bynum que a los Jarju, Jiménez o Moha; y es que absolutamente todo el mundo es consciente de que no es igual capitular ante el Nával que frente los chicos de púrpura y oro.
Las consecuencias son diferentes a todas luces en uno u otro caso. Tanto en la victoria como en la derrota. Por ello, mal que pese a la parroquia baskonista, no es lo mismo perder contra un rival directo que contra uno que juega en otra liga, contra un grande que contra un conjunto humide, no es igual perder contra un equipo al que llevas esperando todo el año que contra uno que ni te va ni te viene.
Mal que pese al baskonismo porque en el ranking más funesto de la andadura azulgrana por la competición estatal, el Real Madrid, indiscutible némesis del Caja Laboral junto a enemigos vecinales, aparece demasiadas veces. Y es que las tres peores derrotas en la historia del conjunto vitoriano tienen un punto en común, fueron todas ante el Real Madrid. Hay que remontarse a tiempos remotos, sí. Hoy el Baskonia es otro. La más contundente de todas llegó en la temporada 1977-78, cuando los vitorianos caían por una diferencia final de 64 puntos, 72 a 136.
Este cruel resultado se dio en tierras alavesas. Dicen que de las derrotas se aprende, pero de esta no se debieron sacar demasiadas lecturas ya que el curso posterior, esta vez en Madrid, C.D. Basconia Sallcon -así se denominaba por aquel entonces el club de Zurbano- perdía únicamente por dos puntos menos: 132-70. Conviene insistir en que aquel periodo no era comparable al que nos ocupa. De hecho la tercera marca en discordia dentro de esta ruborizante clasificación tuvo lugar en la temporada 73-74 cuando los vitorianos, en visita rendida al club blanco, claudicaron por una diferencia de 58 puntos, anotando el cuadro alavés veinte paupérrimos tantos.
Tiempos remotos, sí. Pero la era ACB ha deparado similares guarismos en la relación con el club de Concha Espina. Cuatro derrotas (dos por 48 puntos, otra por 37 y otra por 36) entre las seis más abultadas en este ciclo. Las otras corresponden a Barcelona (48 puntos) y Joventut (37). Sin embargo a nadie se le escapa el elemento motivador que desatan estas tundas, quizás perdidas en la memoria. pero puede que supervivientes en el imaginario colectivo aunque la última tuviera lugar en la temporada 89-90. Que así sea.