VITORIA. Polémica con los pisos tutelados, pelotazo urbanístico, infrautilización… La joven historia de la antigua plaza de toros que desde el efímero paso del Caja Laboral ha sido bautizada con el apellido del ilustre aventurero alavés, explorador de Guinea Ecuatorial, ha estado teñida de más oscuros que claros hasta la llegada del club azulgrana. Al menos ésta era la sensación que se palpaba en el ambiente a raíz de una mudanza temporal que ilusionó de tal manera al entramado comercial y hostelero, sobre todo, de la zona que hasta el mismo alcalde pidió la prolongación de la residencia del equipo en la plaza.
No sólo eso. La afición se mostraba, en líneas generales, ilusionada ante la comodidad que suponía aparcar el coche de manera definitiva, potear antes de los partidos o cenar en los restaurantes del entorno tras los encuentros. Finalmente ni uno ni otro. La mudanza se consumará de manera inminente y la afición, en su gran mayoría, se muestra feliz con el retorno.
Desde el club no se ha eludido la cuota de responsabilidad a este respecto. De hecho Saski Baskonia se ha mostrado agradecido a las distintas instituciones que han hecho posible esta estancia por su empeño tanto político como técnico. Al Ayuntamiento, dueño del Iradier Arena, y a la Diputación por su colaboración. Asimismo se ha realizado una inversión que ha debido ajustarse al periodo que pasarían en la plaza de toros, por lo que se ha querido dar también las gracias a los aficionados por su resistencia a los percances que haya podido ocasionar la mudanza como el frío o el viento.
Contratiempos vividos en sus carnes por socios como Mikel Fernández, que afirma que "la estancia en el Iradier Arena ha sido un poco jodida". Al menos en su ubicación. "En el tendido 8, en la boca de los vestuarios, el frío entra por detrás, y por delante se nota el calor que desprenden los calefactores". Así Mikel debía "estar tapado únicamente por la parte de atrás, era una sensación extraña". No son los únicos inconvenientes que ve el socio a la céntrica ubicación: "En cuanto a la luz, era bastante molesta en los partidos que se jugaban por la mañana, incluso los focos que estaban abajo desprendían una luz horizontal que te descentraba". En consecuencia el aficionado baskonista tiene claro sus preferencias en cuanto a la cancha del equipo: "Por supuesto que prefiero volver al Buesa Arena. Para mí la ubicación era lo único que merecía la pena, se podía ir andando. Pero incluso la vuelta en coche escuchando la rueda de prensa tiene su punto, así que tampoco me importa demasiado"
Otro socio, Rubén López, asegura explícito que en el pabellón hacía un "frío de cojones, además cuando hacía sol reflejaba en el marcador y no se veía nada, incluso llegaba a reflejar también en la publicidad a pie de pista cegando al mirar el partido". Reflejos que afectaron no sólo a la visibilidad del propio juego como algunas de las soluciones tomadas por el club, siempre según Rubén, ya que "se gastaron el dinero en unas lonas que no valen nada, incluso imposibilitaban seguir el partido desde el anillo de bares y es dinero tirado a la basura". Ante esta situación, para el socio del club la opción es la protesta respetuosa pero efectiva: "Podríamos ir a la inauguración del Buesa Arena todos con un rollo de papel higiénico, al estilo Aris (donde la afición inundó la cancha con el -éste sí, multiusos- útil de aseo)".
Otros como José Álvarez reconocen que la zona en la que se hallaban "tampoco era tan mala". Aunque "de vez en cuando se sentía alguna corrientilla y el marcador no se veía en días de sol". Aitor Pérez, por su parte, se queja con vehemencia de unos asientos que considera "una mierda. Me dolía la espalda día sí, día también", asegura. Opiniones, en todo caso, que hubieran quedado relegadas a un segundo plano de no ser porque "el Baskonia ha jugado mal y eso también influye en la valoración", según Jon Dueñas.
Y es que ciertamente y por momentos la opinión de Jon es compartida aunque no se puede obviar que el Baskonia sólo ha perdido en esta cancha contra Valencia y el antiguo Bizkaia Bilbao Basket, aunque esta derrota se posiciona como una de las más dolorosas en el ranking de decepciones baskonistas. Pese a todo hay que valorar que el equipo ha acabado colíder en la ACB, sólo perdió un partido en Europa y consiguió una de las victorias más abultadas de su historia (90-55) contra el Sluc Nancy.
Por su parte, los hosteleros, que se frotaban las manos con el traslado, han experimentado los beneficios esperados, aunque de una manera más comedida. Iñaki, del Egoki, comenta que a su bar "sigue viniendo la gente de siempre". Eso sí, "los días de partido se ha notado. De manera puntual, pero sí que se ha notado". De la misma opinión es María Teresa, que se encuentra al frente de la barra del establecimiento que comparte denominación con la todavía cancha baskonista: "Sólo se ha notado en los partidos; según entran, según salen y para de contar". Fernanda, del Piel Canela, uno de los recintos más cercanos al multiusos, afirma que "se ha notado pero no como se había previsto. La gente se tomaba una cañita antes de entrar al partido, pero a la salida no".
En cuanto al inminente regreso, Iñaki ya sabía "que se van en una semana, pero no es ningún drama". Y es que el hostelero lleva "trece años sin el Iradier Arena, así que se sobrevivirá sin él". Sin embargo la regenta del Iradier, el bar, "no sabía que les quedaba una semana". Aunque asegura que no le "preocupa demasiado". También le pilla por sorpresa a Fernanda: "¿Se van ya? Pensábamos que aguantarían más o menos hasta marzo". El local que luce una camiseta firmada por los jugadores confiesa que les "invitaron a la reinauguración de la revista del club y nos regalaron la camiseta. Son todos muy simpáticos".
En todo caso y percances aparte, la entidad que preside Josean Querejeta está satisfecha con un recorrido que ha supuesto un digno parche a la convalecencia del Buesa Arena. La asistencia total en 14 partidos ha sido de 112.435 y como media el club ha recibido 8.031 espectadores cada encuentro. Todo ello contando la primera vuelta, a punto de finalizar, de la Liga Endesa, la Euroliga, el Trofeo Diputación y el partido contra el Lagun Aro de la Euskal Copa. Contando que el Iradier Arena tiene un aforo que oscila entre las 8.400 y las 8.500 plazas, prácticamente se ha rozado el lleno -de media- en cada partido.
De media porque, evidentemente, han existido jornadas peores -el día con menor asistencia, en el primer partido de Liga contra el Cajasol, 7.600 aficionados acudieron al pabellón- mientras que contra Barcelona, Bilbao y Valencia la plaza de toros, ahora multiusos, se llenó.
Así, el día 5 de febrero el Buesa Arena reabrirá sus puertas con unas 9.400 plazas. Se espera un crecimiento correlativo al aforo lo que supondría rozar el lleno. Por último, hacia mayo o junio se pretende llegar a los 15.000 espectadores.