Las oficinas del Buesa Arena comienzan a echar humo. La recomposición del Baskonia ya está en marcha en plena recta final de noviembre. La controvertida planificación del mercado estival pasa ahora factura a un equipo desmantelado por la repentina fuga de varias piezas básicas con un importante peso específico. El elevado riesgo que asumió el club vitoriano incorporando a jugadores sujetos a contrato en vigor en la NBA le obliga ahora a rediseñar sobre la marcha una plantilla con algún agujero sonado.
El desbloqueo del lockout, una realidad que antes o después iba a hacerse realidad, conlleva de manera urgente la imperiosa necesidad de salir al mercado para reforzar un grupo que, de golpe y porrazo, se ha quedado sin cuatro elementos. El regreso de Kevin Seraphin y Goran Dragic a los Wizards y los Rockets respectivamente, la fulminante rescisión de contrato de Reggie Williams y la inoportuna lesión de Milko Bjelica, que permanecerá alrededor de un mes alejado de las canchas, ha reducido sobremanera el margen de actuación de Dusko Ivanovic.
El montenegrino cuenta en estos momentos con dos bases (Prigioni y Heurtel), dos escoltas puros (Oleson y Ribas), un alero (San Emeterio), otra pieza polivalente capaz de amoldarse a dos posiciones como el tres y el cuatro (Nemanja Bjelica), y dos pívots (Teletovic y Dorsey). A Maciej Lampe, todavía recuperándose de su operación de cadera, no se le espera hasta mediados de enero, Unai Calbarro sólo aporta en los entrenamientos y por todos es sabido que Dejan Musli, al que se pretende ceder, no entra en los planes del cuerpo técnico.
Es decir, apenas ocho elementos susceptibles de entrar con cierta asiduidad en las rotaciones y, por tanto, la imperiosa necesidad de que Josean Querejeta intensifique los contactos con los agentes para poner fin a tanta precariedad. Las principales urgencias se centran, sobre todo, en el juego interior, donde el Caja Laboral emite flagrantes síntomas de vulnerabilidad en cada comparecencia y malvive por la ausencia de referentes que doten de equilibrio al juego.
Dorsey en el punto de mira Con Dorsey en el ojo del huracán por sus terribles limitaciones ofensivas, se antoja imprescindible que, al menos, un pívot de contrastada calidad engrose la estructura baskonista para dotar de otra estabilidad a una parcela bajo mínimos. Dusko Ivanovic, acostumbrado durante su longevo ciclo en la capital alavesa a manejar entre sus manos a rutilantes interiores que marcaban la diferencia, no puede obrar milagros con una materia prima tan limitada. Por si había alguna duda, así lo acreditó el pasado sábado un Unicaja sostenido por la hegemonía interior de Zoric.
Si por dentro el equipo mana sangre, no es menos cierto que también existe una asignatura pendiente con la llegada de un killer para el perímetro. Desde que Igor Rakocevic emigrara hace dos temporadas con destino al Efes, nadie ha rellenado su vacío. Ni Logan ni recientemente Williams hicieron olvidar la figura del serbio. En el puesto de dos, Oleson alterna buenos y malos partidos, a la postre, incapaz de dar salto de calidad que todos los estamentos del club soñaban y Ribas ejerce un rol sacrificado en tramos puntuales de los partidos sin que tampoco sea una constante referencia ofensiva para ajusticiar a los rivales.
El problema radica en que, vetado ya en su mayor parte el mercado estadounidense ante el inminente comienzo de la NBA, emergen con cuentagotas las piezas de calidad que podrían revertir la inquietante trayectoria de un Baskonia condenado a quedarse fuera de la pelea por los títulos si no ofrece a corto plazo otras prestaciones diametralmente opuestas. Con su actual fisonomía, esta temporada amenaza con convertirse en otro mal trago. Encauzado el billete para el Top 16 de la Euroliga y en una posición aseada en la ACB, todavía queda tiempo para rectificar.