Vitoria. El Baskonia le reclutó durante el pasado mercado estival confiado en que podría erigirse en ese venenoso killer susceptible de desestabilizar a las defensas contrarias, pero su deseo se está quedando de momento en agua de borrajas. En un colectivo dubitativo que todavía no satisface las elevadas expectativas pese a los buenos resultados derivados en parte de un calendario apacible, Reggie Williams constituye una de las principales notas discordantes. Y sus recientes problemas en la rodilla derecha no hacen sino acrecentar las dudas que existen hoy en día respecto al maltrecho estado físico del escolta estadounidense, que estará las próximas tres o cuatro semanas fuera de combate habiendo acelerado su baja el fichaje relámpago de Goran Dragic.
El aterrizaje del eléctrico uno-dos esloveno, con contrato hasta el final de la temporada siempre que la temporada en la NBA se cancele definitivamente, ha venido motivado por la certeza dentro del club de que el exjugador de los Warriors podría padecer un percance mucho más grave de lo esperado inicialmente. Desde que se desataron las hostilidades a finales de septiembre, ha convivido con unas molestias en la articulación que han conminado a los dirigentes a pararle para prevenir un mal mayor. Las pruebas médicas a las que se ha sometido no están sirviendo para emitir un diagnóstico definitivo y no se descarta la existencia de una bursitis que teñiría de sombras su futuro en la capital alavesa.
Se trata del mismo percance que padeció hace dos temporadas Walter Herrmann, cuyos intensos dolores acabaron por conducirle al quirófano. El alero argentino optó por un tratamiento conservador, a la postre ineficaz, que dilató la agonía. Williams seguirá ahora el mismo camino en espera de que su evolución no dictamine la necesidad de un tratamiento más drástico. Si a sus evidentes problemas físicos se suma que el norteamericano vive una costosa aclimatación a una diferente realidad baloncestística y a los duros métodos de Ivanovic, que su rendimiento tampoco casa con el millonario sueldo que figura en su contrato -es, de largo, el jugador mejor pagado de la plantilla- y que el club ya ha encontrado un recambio para su puesto, quedan justificadas las reservas respecto a su futuro a las órdenes del montenegrino.
No en vano, Williams es el exterior baskonista con menor cuota de protagonismo en forma de minutos. Tanto Oleson como Ribas han figurado por delante dentro del ranking de prioridades del preparador azulgrana, que está concediendo al fichaje estrella del Baskonia un rol similar al de David Logan durante la recta final de la pasada campaña.
Coincidiendo con su vuelta dentro de un mes y habida cuenta de que el lockout de la NBA tiene visos de prolongarse hasta primeros del año que viene, la superpoblación de efectivos dentro del perímetro obligaría a algún descarte. Williams posee un contrato garantizado hasta el próximo 30 de junio, aunque éste puede ser rescindido unilateralmente mediante el pago de un millón de dólares si recibe la llamada de alguna franquicia estadounidense. Una hipótesis hoy en día impensable dados los acuciantes problemas de los propietarios para reducir los excesivos costes de las plantillas. En el caso de que el Baskonia prescindiese del escolta, debería abonarle una fuerte indemnización.