Que todo cambie para que todo siga igual. La famosa cita de la no menos célebre novela El Gatopardo plasma como nada el devenir de los acontecimientos en el Baskonia desde que la pasada campaña tocó a su fin. Cansados de la falta de carácter en los momentos difíciles, los rectores vitorianos buscaron durante el verano hombres capaces de echarse el equipo a sus espaldas en los momentos difíciles. Hastiados de no dar con la tecla adecuada en su caza y captura de un killer, el fichaje de Reggie Williams presagiaba la llegada del francotirador perfecto.
Sin embargo, y aunque todavía apenas han transcurrido cuatro jornadas de Liga, a día de hoy la realidad de este Caja Laboral en azulgrana apenas difiere del blanco del curso pasado. De hecho, casi lo empeora. Donde hace un año había tres hombres -Huertas, San Emeterio y Teletovic- que tiraban del carro en los primeros compases del campeonato, ahora sólo se vislumbra uno. Sin el brasileño y con una versión diluida del MVP cántabro, el antiguo reparto de tareas queda estos días en manos del capitán del barco. Y es que por el momento, nadie quiere -o no le dejan- unirse a Teletovic en la primera línea de batalla. El bosnio, siempre dispuesto a todo, tampoco parece sentirse incómodo.
A la espera del duelo que mañana enfrentará a la escuadra baskonista con el mítico y renacido Bennet Cantú italiano, en estos cinco primeros partidos de competición -cuatro en ACB y uno en Euroliga- acumula casi un tercio de todos los puntos anotados por el Caja Laboral. De los 357 sumados por todo el plantel de Dusko Ivanovic, 109 (un 30,5%) han llegado de la muñeca del ala-pívot nacido en Mostar. Como le ocurrió a Gary Cooper, Teletovic se ha quedado solo ante el peligro.
el hombre multitarea Sólo en la estrepitosa derrota cosechada ante el CAI Zaragoza su casillero bajó de los 20 puntos. Y fue para quedarse en 19. Ha sido el máximo anotador del partido, incluido rivales, en los cinco encuentros disputados por los vitorianos, y su condición de hombre multitarea se ha expandido también ha otras áreas del juego. Sin ir más lejos, en el rebote, donde promedia 7,2 por encuentro -únicamente San Emeterio se atreve a acercarse, sin rozarlo siquiera, con una media de 3,3 rebotes-. En total, Teletovic acumular en su zurrón tantas capturas como Kevin Seraphin, Milko Bjelica, Nemanja Bjelica y Reggie Williams juntos, y eso que tres de ellos son sus compañeros bajo el aro hasta que Joey Dorsey se reincorpore al equipo.
Sumando todas sus facetas, Teletovic está completando el mejor arranque de su carrera desde que aterrizó en Vitoria hace seis años. Es un hombre nuevo y así se siente sobre el parqué, desplegando armas hasta ahora escondidas para deleite de propios y extraños, como el juego en el poste bajo o su contención a la hora de lanzarse todo lo habido y por haber desde la línea de tres puntos. Por una vez, las estadísticas y los porcentajes están de su parte, aunque en esta ocasión no tenga a ningún otro azulgrana a su lado en apartados copados por jugadores del Baskonia en años anteriores.
El más habitual, la media de minutos jugados. Tercer hombre con más minutos por partido de toda la ACB (34:07) por detrás de Andy Panko del Lagun Aro, y Rafa Hettsheimeir, del CAI Zaragoza, Teletovic también se permite el lujo de doblar en estancia en la cancha a muchos de sus vecinos de taquilla en el Iradier Arena. Sólo Brad Oleson y Fernando San Emeterio, con 25 minutos, y Pau Ribas, con 23, pueden sentirse cercanos al bosnio en lo que a confianza por parte de Ivanovic se refiere. Con todo, la carrera por el MVP que San Emeterio encarriló el año pasado desde los primeros partidos aún se le resiste al bosnio, que con una media de 22 puntos se mantiene en una discreta cuarta posición en la tabla por detrás de Joel Freeland, Gustavo Ayón y James Augustine.
Mañana, salvo recuperación contrarreloj del aún convalenciente Dorsey, Mirza Teletovic será de nuevo la única referencia de garantías para su entrenador, que en los últimos choques ha mantenido condenado al ostracismo al otrora sorprendente Seraphin. Mientras tanto, y esperando todavía a que San Emeterio vuelva a ser el que era, el Baskonia continuará aferrándose a la mano de su capitán como tantas veces hiciera la temporada pasada. Después de todo, nada ha cambiado.