Vitoria. El bautismo continental depara hoy al Baskonia un reencuentro con varios conocidos. El Fenerbahce, la primera piedra de toque en el tortuoso trayecto hacia una Final Four más cara que nunca, cuenta entre sus filas con rostros asociados al dorado pasado reciente del club vitoriano. Si dos de los jugadores ataviados hoy en día con la elástica otomana, casos de Roko Leni Ukic y Kaya Peker, pasaron en su día con más pena que gloria por la capital alavesa y constituyeron dos sonoros fracasos de la secretaría técnica -especialmente el pívot-, no se puede decir lo mismo del hombre que actualmente les capitanea con puño de hierro desde el banquillo pese a su efímera estancia de un año.
Neven Spahija, el hombre que condujo la segunda Liga ACB a las vitrinas del Buesa Arena, dejó un grato recuerdo entre la masa social azulgrana. De las tres preciadas coronas baskonistas, seguramente haya sido la más inesperada por cómo se produjo y el terrible sufrimiento de los meses anteriores, donde el equipo fue más noticia por aspectos extradeportivos que por sus bondades sobre la pista. Pero la conquista de aquel inolvidable hito en la campaña 2007-08 lleva aparejada su firma y eso es algo que perdurará siempre en la retina de todos los aficionados alaveses.
En realidad, el croata -a punto de cumplir los 49 años- se ha convertido en un compulsivo recolector de títulos nacionales allá por donde pasa. Pocos entrenadores, por no decir ninguno, lucen un expediente académico tan plagado de éxitos en espera de la asignatura pendiente de la Euroliga. Si cualquier presidente quiere ver a su equipo reinar en sus ligas domésticas, únicamente debería extender un contrato al preparador nacido en Sibenik para satisfacer su propósito. Y es que Spahija no sólo se ha proclamado monarca liguero en España con el Baskonia, sino también en otros muchos países donde ha dejado su sello. Croacia (Cibona), Eslovenia (Novo Mesto), Lituania (Lietuvos Rytas), Israel (Maccabi Tel Aviv) y Turquía -con su actual club- ya han sido testigos de sus gestas.
Datos elocuentes respecto a la valía de un preparador que, sin embargo, ha ejercido como nómada. En ocasiones, por causas ajenas a su voluntad como en el verano de 2008. Apenas unos días después de su embriagador éxito en la final liguera ante el Barcelona, Josean Querejeta decidió no ejecutar la cláusula unilateral de renovación para la siguiente temporada. El rosario de incidentes extradeportivos acontecidos aquel año (el accidente de cuatro jugadores en Miraflores con positivo incluido de Jasaitis, los desmanes de Singleton, las incendiarias declaraciones de McDonald contra su persona...) le pasó factura a la hora de la verdad. Su presunta falta de mano dura e incapacidad para domar un vestuario muy complicado acabaron pasándole factura. "Ha sido la temporada más difícil y con mayor desgaste desde que soy presidente", deslizó entonces el presidente.
Duras acusaciones Posiblemente, su marcha del antiguo TAU -acatada por el protagonista con la máxima entereza y sin ninguna palabra malsonante- haya sido uno de los momentos más delicados de su carrera profesional. El otro se produjo en octubre del año pasado cuando Spahija fue interrogado por un juez de instrucción en Split sobre un presunto caso de torturas contra prisioneros y civiles serbios durante la guerra croata. Según informó un medio local, el técnico del Fenerbahce, que fue miembro de la Policía militar en el conflicto de los Balcanes, estuvo presente en un cuartel de Sibenik, donde el 2 de marzo de 1992 un grupo de serbios fue brutalmente apaleado. El implicado desmintió de raíz esas acusaciones.
Su etapa en Estambul ha arrancado de manera inmejorable tras ganar la pasada temporada la Liga y Copa turcas. "Estoy muy a gusto aquí. Ya conozco mejor todos los entresijos que rodean al club. La competición será este año mucho más fuerte que el anterior, pero nosotros tendremos la misma idea de juego y los mismos objetivos. Hemos apostado por la continuidad, mientras que el Efes Pilsen se ha vuelto loco cambiando nueve jugadores", reconoce el balcánico, un trabajador incansable cuya riqueza táctica viene avalada por las diferentes variantes defensivas que pone en práctica en cada duelo. Si en Vitoria, quizá, no hizo gala de excesiva mano dura, su controvertida decisión de no permitir a ningún integrante de su plantel acudir a la boda de Oguz Savas levantó una gran polvareda en el entorno del Fenerbahce.