vitoria. El Baskonia retoma esta mañana el pulso a la Liga Endesa con una salida, a priori, asequible ante un clásico de la competición. En el imponente Príncipe Felipe, la cancha donde habita el CAI Zaragoza y uno de las contadísimos lugares donde rescató fuera del Buesa Arena el pasado curso un plácido éxito, el remozado proyecto vitoriano se somete a un nuevo examen. Y lo hace con la indudable tranquilidad que reportan dos victorias iniciales ante rivales exigentes que han disparado el crédito de un equipo todavía por hacer y con sensibles bajas en su equipaje.
En espera de que lleguen las primeras pruebas de fuego, como la del miércoles en Estambul, para concretar las posibilidades exactas del colectivo conformado, una temporada que había emergido con sombras debido a la demora a la hora de concretar los fichajes se ha iniciado con un pie inmejorable. A diferencia de las inexplicables bajadas de tensión acontecidas a domicilio el pasado curso, el nuevo Caja Laboral parece estar construido sobre unos cimientos más robustos y exhibe un carácter más pétreo. Aun lejos de su mejor nivel y con una fluidez ofensiva todavía en entredicho, los albores del torneo doméstico están destapando una fisonomía más estable y rocosa. Claro que hay que dar continuidad a esta inercia positiva en cuanto las rampas se empinen.
Con tres hombres por encima del resto a nivel individual, léase los pletóricos Oleson, Ribas y Teletovic, éste último reconvertido en multiusos de lujo, el nuevo Baskonia quiere asentarse sobre un patrón de juego más hermético, confía ciegamente en el despertar del hombre llamado a marcar diferencias (Williams) y suspira por el regreso de los lesionados (Dorsey y Lampe) para fijar unas hechuras colectivas definitivas. Si este reciclaje hacia un grupo más compacto será suficiente para derrocar a los todopoderosos de la Liga Endesa y la Euroliga únicamente lo determinará el tiempo y también la evolución de unos rivales directos dotados, en principio, de plantillas más rutilantes. De momento, este inicio de temporada sí deja entrever que el cuadro vitoriano no será tan vulnerable como en el pasado reciente y obligará a sus oponentes a un despliegue físico superior.
El CAI, sin el lesionado Archibald entre sus filas, constituirá otra buena piedra de toque para medir la temperatura azulgrana. Más asentado en el torneo tras su último traumático descenso y en busca de metas ambiciosas, el conjunto zaragozano dispone de un plantel aseado donde sobresale el anotador Bracey Wright y el interior Rafael Hettsheimer. Su rendimiento constituyó el único halo de luz de la derrota maña acaecida en Valencia, donde el rival azulgrana fue atropellado sin remisión.