Vitoria. Cualquier proyecto tan remozado en el verano como el del Caja Laboral necesita tiempo para conseguir una personalidad, determinar los roles entre sus numerosos elementos y, en definitiva, culminar un proceso de ensamblaje que siempre resulta laborioso cuando el club emprende una revolución tan drástica en el vestuario. Dusko Ivanovic se halla sumergido en esa tarea cuyos primeros frutos se demorarán más de la cuenta tras la atípica pretemporada vivida entre las lesiones, la tardía llegada de algunos fichajes para la zona y los diferentes eventos internacionales que ralentizaron la puesta a punto.
Dando todavía por sentado que el actual engranaje vitoriano se halla aún en paños menores, carece de automatismos para desplegar un baloncesto más sincronizado y atesora un amplio margen de mejora, el papel del Baskonia en la Supercopa recién concluida ha dejado más luces que sombras. Tras una pasada campaña repleta de amargos sinsabores, la tropa alavesa compitió con suma dignidad y no se arrugó ante la plantilla más poderosa del Viejo Continente hasta su fatal desfallecimiento en los siete últimos minutos. Posiblemente se hayan extraviado ingentes gotas de talento en comparación con otras plantillas más rutilantes, pero esa mentalidad belicosa debe constituir un patrimonio exclusivo a lo largo de los próximos meses para recobrar aquel espíritu indomable que tantos títulos condujo a las vitrinas.
Entre las notas positivas que deja esta pretemporada, figura la óptima adaptación de Heurtel -llamado a ser algo más que un escudero de lujo para Prigioni- y el provisional magnífico hallazgo de Seraphin para el juego interior hasta que se desbloquee el lockout. Con el fornido poste de los Wizards, que desgraciadamente puede hacer las maletas en cualquier momento abriendo un boquete de dimensiones gigantescas, el juego de espaldas al aro ha recobrado sentido y el equipo goza de una voluminosa referencia interior que liberará numerosos espacios para los compañeros. Ambos franceses representan de largo las noticias más positivas, más allá de la consistencia de una vieja guardia donde Ribas, Oleson, San Emeterio y Teletovic deben continuar como unos referentes ineludibles en los esquemas técnicos.
En espera de que Williams adquiera el tono físico ideal tras dejar atrás su lesión y se convierta en el killer compulsivo que todos los estamentos del club suspiran, la superpoblación de efectivos en el perímetro tiene visos de no ser tal si Nemanja Bjelica es reciclado finalmente al puesto de falso cuatro, como así ha quedado patente en la pretemporada. Fichado el pasado verano como un prometedor alero, el aparente nuevo rol del talentoso serbio puede alterar la fisonomía del grupo de cara al inminente comienzo liguero. Con cinco hombres altos para rotar, la competencia será feroz y los minutos se cotizarán muy caros.
Por contra, estos primeros partidos también arrojan algunas interrogantes respecto a lo que pueden dar de sí otros fichajes. Es el caso de Milko Bjelica, cuya adaptación a la posición de cinco implica una apuesta de elevado riesgo ante la ternura acreditada hasta ahora para atajar a sus pares. Si no quiere verse relegado al ostracismo, el montenegrino deberá endurecerse en la pintura. En dicho puesto, otro hombre llamado a acaparar portadas es el recién llegado Dorsey, aunque todavía nadie puede vaticinar su aportación ante los anecdóticos minutos de que ha dispuesto hasta la fecha. Mucho trabajo por delante, en definitiva.