Más obligado que el forastero a causar una buena impresión en el bautismo del Iradier Arena, el cuadro vitoriano se ha mostrado más incisivo en búsqueda de una victoria que invita a llenar la maleta de optimismo. Ese compromiso moral de estrenar la acondicionada plaza de toros con un éxito de prestigio ha pesado en el subconsciente de unos jugadores con ganas de agrandar y recibir un voto de confianza de la grada, ahora que se discute la calidad del incompleto grupo reunido.