Vitoria. A sus 23 años, Pau Ribas afronta su tercera campaña en Vitoria. A punto de cerrar una extensión de contrato, el catalán está resuelto a empezar la temporada en el punto en el que la dejó el curso previo: convertido en un jugador con un protagonismo creciente. "Terminé con una buena dinámica y espero poder continuar en la línea marcada en los últimos meses. Voy a intentar ser más importante y aportar cada vez más".

Pese a su juventud, Ribas también es consciente de que, a nivel de vestuario, deberá tomar un rol que dista mucho del jugador que aterrizó en el Baskonia. "Una de mis misiones como veterano es ayudar a que los nuevos se adapten lo antes posible". También les enseñará de qué va esto: "Este club es distinto. Hay una exigencia máxima durante todo el año. En otros sitios llega un punto de la temporada en el que la exigencia se acaba. Aquí no. En este club se juega para ganarlo todo siempre".

Otra de las lecciones que ha aprendido Ribas en el Baskonia es la dificultad para realizar una pretemporada normal. No le pilla de sorpresa entrenar en cuadro ni el hecho de que no esté cerrada la plantilla. No existen las excusas. "Siempre hemos tenido lesiones, jugadores que llegan de compromisos internacionales... En ese sentido incluso creo que este verano ha sido mejor que otros y hemos podido trabajar mejor", asegura. La compenetración de un remozado grupo de jugadores será una de las rémoras que el Baskonia puede experimentar en los primeros compases de la competición. "Es cierto, pero luego en mayo nadie se acuerda de cómo has empezado la temporada. Tenemos que ser capaces de jugar y sacar los partidos adelante como si lleváramos varios meses entrenando y jugando juntos".

La pretemporada, marcada por una reconstrucción total, deja muchas salidas y entradas en el equipo. "Esto es como siempre en el deporte. Se van unos, vienen otros. Los nombres muchas veces dan igual, lo importante es hacernos fuertes como bloque", reflexiona. Quien sí continúa es Dusko Ivanovic, renovado por dos campañas más. "Espero ayudarle a él y que me siga ayudando a mí a crecer como jugador".

El Baskonia se asoma a una temporada quizás atípica, marcada por el éxodo inicial al Iradier Arena, y que sigue a un curso que terminó con un regusto amargo, con un equipo alejado de la exigencia autoimpuesta. "No pudimos llegar a las finales, pero creo que estar entre los ocho mejores equipo de Europa está bien. Si que es cierto que no pudimos competir contra el Barcelona en semifinales y en la Euroliga perdimos con el factor cancha la posibilidad de estar en la Final Four, pero llegamos hasta el tramo en el que se decide todo en todas las competiciones. Eso es algo que hay que valorar y por lo que vamos a volver a pelear este año".