vitoria. Dos años después de su partida hacia el Real Madrid, Pablo Prigioni regresó ayer a la que fue su casa durante seis brillantes temporadas a nivel personal y colectivo. "Tenía ganas de que llegara este momento. Estoy muy agradecido al club y al entrenador por la confianza", expresó el argentino, resuelto a restituir la confianza y el liderazgo que le llevaron a alumbrar al Baskonia desde el puesto de base. "Voy a trabajar muy duro para jugar al máximo nivel posible", prometió un jugador que cuenta las horas para salir a la cancha a competir. "El pick and roll lo voy a jugar. Con Mirza, con Bjelica, con quien sea".
En su regreso a Vitoria, Prigioni encuentra muchas cosas donde las dejó. "Con el tiempo van cambiando las cosas, pero la estructura del club sigue intacta. Las caras son las mismas. La gente que ha llevado al club a donde está sigue aquí. Lo que más ha cambiado, para bien, son las infraestructuras", recordó con el esqueleto del Buesa Arena en el horizonte. Respecto al plantel, "quedan Teletovic y San Emeterio, que son sólo dos pero muy importantes. El eje del equipo de los últimos años. Además también hay jugadores en su tercera temporada". La relación de Prigioni con la grada del Buesa Arena, como en la pareja que se rompe, pasó del completo amor al absoluto odio. Del idilio al complejo. "Para mi volver es una doble oportunidad. Además del plano deportivo es una opción de que la gente vuelva a verme como un jugador de la casa. Alguien que ha estado mucho tiempo aquí y que espera hacerlo igual o incluso mejor que antes", prometió. Prigioni sabe la fórmula para restituir la admiración que el Buesa profesó hacia él. "Voy a trabajar duro y espero ganarme en la cancha a la gente que no ha estado contenta durante este tiempo". "Si juego a buen nivel la gente me volverá a ver como un hombre del club", resumió con un axioma que explica perfectamente en el mundo del deporte la fórmula del perdón del hincha afligido.
Prigioni, que no ha viajado a Lanzarote al triangular que el Baskonia está disputando en Lanzarote, llega a Vitoria con ritmo de competición después de jugar y ganar con Argentina el Torneo de las Américas, disputado en Mar del Plata. "Ha sido un mes y medio muy intenso. Son diez partidos en trece días y es un torneo muy duro. Ha sido un tiempo increíble conviviendo con el grupo. Ahora toca cambiar el chip. Se ha terminado la selección y llega el Baskonia. Tengo buen ritmo de competición y muchas ganas de jugar y competir".