Vitoria. Se trataba simplemente de una cuestión de tiempo y la jornada de ayer fue finalmente la definitiva para que el Caja Laboral y David Logan separaran sus caminos. El escolta norteamericano y la entidad de Zurbano llevaban semanas negociando la ruptura del vínculo contractual que les unía durante las dos próximas temporadas pero la negativa del díscolo dos a perder parte del dinero pactado en ese contrato se había convertido en un obstáculo insalvable hasta el momento. Sin embargo, el Baskonia -que no contaba en absoluto con él para su nuevo proyecto y deseaba a toda costa verlo lejos del Buesa Arena- se ha mantenido firme en sus exigencias tensando al máximo la cuerda hasta que, como esperaba, se ha roto por el extremo más débil.De esta manera, el jugador nacido en Illinois ha terminado por perder la paciencia y, ante la perspectiva de que su fuera al traste como consecuencia de su indecisión la única oferta interesante que tenía sobre la mesa, decidió aceptar las condiciones planteadas por Josean Querejeta. En consecuencia, ayer jueves se hizo oficial una ruptura anunciada hace tiempo para, a renglón seguido, confirmarse también el fichaje de Logan por el vigente campeón de la Euroliga. Eso sí, el escolta americano se incorpora a un Panathinaikos -con el que se ha comprometido para la próxima campaña con opción a otra más- completamente mediatizado por la grave crisis económica que le afecta y que le ofrece unas condiciones sensiblemente inferiores a las que había pactado en su momento con el Caja Laboral. Por si esto fuera poco, ha debido renunciar a parte de la ficha correspondiente a la pasada temporada para conseguir la ansiada carta de libertad.En cualquier caso, la marcha del escolta estadounidense a Grecia supone una excelente noticia para ambas partes. Y es que su salida del Baskonia supone el punto final a una relación tormentosa que nunca ofreció los resultados esperados y que será más recordada por los incidentes extradeportivos que por los éxitos sobre el parqué.Cuando el club anunció su fichaje proveniente del Prokom polaco, nadie se atrevió a dudar de la idoneidad de la incorporación de uno de los jugadores más solicitados del Viejo Continente. Sin embargo, su rendimiento -propiciado quizás, entre otras cosas, por su evidente falta de adaptación- ha dejado mucho que desear. Por si esto fuera poco, no ha habido charco que no haya pisado. Sus últimas palabras de despedida dejan claro cuál era su intención. “Estoy muy feliz de que haya terminado el serial de televisión. Yo quería terminar el tema y llegar a Panathinaikos. Sé a dónde vengo. He hablado con jugadores que lo conocen como Mike Batiste, y me alegro de ser dirigido por Zeljko Obradovic”, significó.
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