AUNQUE para la mayoría de los aficionados baskonistas el nombre de Reggie Williams resultara desconocido hasta ayer, lo cierto es que el escolta de Virginia ha conseguido estas dos temporadas ganarse cierta cuota de prestigio en la NBA. Su prolífica carrera tanto en el instituto como en la temporada que disputó en la Liga de Desarrollo le abrieron las puertas de la principal competición del baloncesto estadounidense, donde se ha asentado como un interesante jugador de rotación.

La duda que se plantea ahora estriba en saber si el escolta de Virginia, una máquina de anotar cuando goza de la confianza de sus técnicos, será capaz de recuperar ese rol de líder que desde la dirección deportiva del equipo vitoriano se le quiere conceder. Zurdo, gran tirador, con unas piernas y una capacidad de salto muy interesantes pero tachado como irregular y un tanto blando en defensa, todo apunta a que de su hambre por ganarse un buen contrato en su país y de su fuerza de voluntad para adaptarse a la espartana disciplina de Dusko Ivanovic puede depender en gran medida el éxito de su contratación.

Williams, de hecho, puede considerarse como una víctima directa del lockout. Antes de que se decretara el cierre patronal de la competición norteamericana llegó a sonar como posible refuerzo para varios equipos, aunque su condición de agente libre restringido seguramente lo habría mantenido una temporada más en los Warriors.

Esa condición de suplente de garantías, aun con los altibajos que algunos le achacan, lo ha llevado a estar en la agenda de un equipo campeón como los Lakers. Los angelinos, antes de que se decretara el lockout, sondeaban incluso la posibilidad de incorporarlo a sus filas. Los Lakers, aun en estos tiempos de gloria, han echado siempre en falta la presencia de un tirador de garantías en su roster. Y Reggie Williams, como ha acreditado en su aún incipiente carrera en la NBA, lo es.

El zurdo sorprendió tanto al antiguo técnico de Golden State Keith Smart con su marca de más del 40% en triples, que llegó a concederle luz verde para lanzar a canasta. "'No tengo ninguna duda sobre ti. Puedes hacer lo que quieras para convertirte en una de nuestras amenazas", fueron las palabras con las que el preparador del conjunto de Oakland plasmó su confianza y le otorgó una licencia para matar que, en principio, parece difícil que vaya a encontrar en el Caja Laboral de Ivanovic.

En Vitoria debe mejorar precisamente los aspectos que censuran los más críticos. Rápido de manos, porque lee bien el juego y controla las líneas de pase, sufre en el uno contra uno, sobre todo cuando se desenvuelve en el puesto de alero, que en el Baskonia estará cubierto por San Emeterio y Nemanja Bjelica.

Amante de los videojuegos, gran aficionado a la saga del Call of Duty, Williams tendrá que reducir sus limitaciones para convertirse en el referente ofensivo exterior que ha echado en falta el equipo azulgrana desde la marcha de Igor Rakocevic. Si logra ganarse el respeto y la confianza del técnico montenegrino podrá adquirir esa licencia que le han concedido otros técnicos para hacer puntos. Es lo suyo.