Vitoria. Hay ocasiones en las que toca rendirse a la evidencia, resignarse ante una inferioridad manifiesta y confiar en que lleguen unos tiempos venideros más fructíferos. El Baskonia ha obrado en el pasado milagros impensables y lleva tatuado en la sangre el espíritu de supervivencia, pero su capacidad para sortear obstáculos insalvables tiene un límite. En lo que supuso el tercer querer y no poder consecutivo de una semifinal teñida de blaugrana, la cuarta ACB de la historia pasó ayer definitivamente de largo.
El colofón a una temporada gris y plagada de sinsabores sobrevino con toda la justicia del mundo. Ni las toneladas de raza acreditadas por un colectivo que se vació hasta la extenuación ni el incansable aliento de su sexto jugador sirvieron para dilatar la agonía. Frente a un Barcelona que ha recobrado el esplendor de los albores de curso, la crónica de una muerte anunciada quedó rubricada en una velada presidida por el agarrotamiento y los miedos locales. El titánico desgaste azulgrana pudo desembocar de forma merecida en un cuarto partido, pero no es menos cierto que la superioridad visitante volvió a ser abrumadora desde el salto inicial salvo dos puntuales ventajas en el primer cuarto (14-12 y 16-14).
Las vacaciones ya son una triste realidad para una plantilla sobrada de casta pero que adoleció de dosis de sangre fría, buenos porcentajes y fluidez para contener a un pletórico adversario. El Barcelona, dotado de un armazón de hierro y con recursos en el banquillo para derribar a cabezazos cualquier pared, volvió a someterle a un desgaste sobrehumano de los que terminan pasando factura. Pese a su heroico empeño y tenaz resistencia a la caída, el Baskonia claudicó esta vez con grandeza y por detalles infantiles. Su ingenua pérdida al retardar en más de ocho segundos el traslado del balón a la pista contraria y la posterior letal canasta de Navarro consumaron el implacable baño de realismo y convirtieron en anecdóticas las toneladas de garra para estirar la serie hasta un cuarto encuentro.
Con más corazón que cabeza, incapaz por momentos de canalizar sus emociones y preso de una ansiedad perniciosa ante el inequívoco temor a la prematura defunción liguera, volvió a rebotar el Baskonia contra un muro de hormigón. Igual que en los dos asaltos inaugurales del Palau, la asfixiante defensa culé cortó la respiración de un anfitrión todo pundonor pero huérfano de la clarividencia necesaria para poner en aprietos a una máquina perfectamente engrasada.
la sobriedad culé No tardó en exceso el Barcelona en sembrar el pánico mediante su medicina habitual. El instinto asesino de Navarro abrió la primera vía de agua, mientras el elegante Lorbek ahondaba en la confusión local con sus milimétricos tiros exteriores. Fue un duelo de contrastes en el que sólo la presión ambiental ayudó a nivelar las fuerzas. Mientras el cuadro vitoriano se vio desbordado por su propio exceso de ímpetu, el ogro catalán hizo gala de una tranquilidad pasmosa para penalizar cada error alavés. Con una rotundidad más evidente en el juego que en el marcador, el coloso blaugrana marcó el territorio con oficio y solvencia.
Maniatado Huertas en la dirección, la clarividencia alavesa se resintió muchos enteros. Sólo San Emeterio y Ribas acreditaron la lucidez necesaria para prolongar la vida ante la negra velada de los escoltas, Teletovic o Barac, cuya prematura eliminación enterró muchas de las esperanzas. Ante los rácanos porcentajes de tiro, los rebotes ofensivos y el corazón sostuvieron en pie a un Caja Laboral demasiado espeso de ideas que siempre fue a rebufo de la autoritaria ley catalana. Con sobriedad y ciertos aires altaneros, el Barcelona manejó con suma templanza rentas cortas pero, a la postre, jugosas que alimentaron las dudas locales.
Entre unánimes gritos de apoyo a Ivanovic, cuya posible marcha puede abrir la puerta a un cambio de ciclo, languideció de manera emotiva un partido y una temporada que dejan un agrio sabor de boca. Las expectativas eran altas, pero el equipo vitoriano se queda a medio camino a la hora de satisfacer sus objetivos. De momento, el Buesa Arena permanece cerrado por vacaciones.
Sada, VíctorRubio, RickyLakovic, JakaNavarro, J.C.Perovic, KostaVázquez, FranIngles, JoeNdong, BonifaceMorris, TerenceLorbek, ErazemAnderson, AlanGrimau, RogerPascual, XaviRibas, PauPalacio, MiltGarcía, AnderHuertas, M.Logan, DavidTeletovic, M.Batista, EstebanSan EmeterioDragicevic, V.Oleson, BradBarac, StankoIvanovic, Dusko