Josean Querejeta se rascó en su día el bolsillo para efectuar fichajes rutilantes que complementasen a la sólida base que posibilitó la tercera ACB de la historia. De esta manera, llegaron hombres como Bjelica, Logan y, más tarde, Batista, que debían dar un salto de calidad a un equipo ya sin la magia de Tiago Splitter. A la hora de la verdad, sin embargo, las jerarquías se han mantenido inalterables y, jornada tras jornada, los hombres que más tiempo acumulan en el club vitoriano siguen dando la cara en los momentos críticos. No fue una excepción en la jornada de ayer, en la que la casta de San Emeterio y Huertas resultó insuficiente para dar réplica a un rival armado hasta los dientes que atropelló al Caja Laboral en la recta final. Barac fue el jugador más destacado, quedándose a un rebote de las dobles figuras.