vitoria. Nadie daba un euro por él cuando sustituyó en el cargo a Dusko Ivanovic aquel día de San Valentín. El 14 de febrero de 2008, el Barcelona anunció la destitución del técnico montenegrino en los albores del Top 16, justo después de haber caído en la Copa del Rey de Vitoria en la primera ronda a manos del -por aquel entonces debutante en el torneo- Bilbao Basket. Las famosas palabras de Ivanovic, en las que vino a decir que con la plantilla que Zoran Savic le había confeccionado eso era todo lo que podía hacer, firmaron su sentencia de muerte en la mitad de la que era su tercera temporada. Una Copa del Rey fue todo el bagaje con el que Ivanovic abandonó la Ciudad Condal.

En aquel momento, todo el mundo daba por hecho que Pascual tomaba las riendas del equipo de forma temporal, pero el entrenador catalán acabó ganándose la confianza de la directiva de Joan Laporta a base de esfuerzo y resultados. Hace unos días, el pausado preparador culé se hacía con su segundo premio al mejor entrenador de la ACB. El discípulo del sargento de hierro acabó saliendo resultón. Pocos meses después de sustituir en el cargo a Ivanovic, el Baskonia se cruzó en el camino del barcelonés, que guió a sus pupilos hasta una final que acabaría perdiendo sin paliativos frente a la escuadra de Neven Spahija. Mientras ambos equipos dirimían la final, un hombre aguardaba su turno para retornar a primera plana. Dispuesto a demostrar que, como en casa, en ningún sitio, Dusko Ivanovic volvía a su despacho del Buesa Arena para intentar quitarse el mal sabor de boca que le dejó su etapa en el Palau. Era el verano de 2008. Justo un año después, maestro y discípulo se verían de nuevo las caras en la final. Las cosas habían cambiado. Su joven ayudante ya no era el hombre que aunaba dudas a su alrededor y vivía bajo la sombra de un posible relevo en beneficio de un peso pesado de los banquillos.

Aunque ninguno de los dos quería hablar demasiado sobre ello, ambos tenían muy presente que la batalla iba mucho más allá del título de campeón de la ACB. La contienda se decantó de forma clara del lado blaugrana, con un 3-1 que permitió a Pascual obtener su primer título liguero apenas año y medio después de plantarse en el cargo de forma inesperada. Pero Ivanovic no había dicho aún su última palabra.

Mientras el Barça, recién coronado campeón de la Euroliga, acaparaba los flashes y las loas de todo el panorama ACB, el Caja Laboral se mantenía agazapado en un segundo plano, rumiando en silencio el que estaba a punto de convertirse en uno de los golpes de efecto más impredecibles de la historia reciente. Sustentados en ese "corazón" que, según Mirza Teletovic, era el único punto que jugaba a favor de los vitorianos, los hombres de Ivanovic gritaron su rabia al mundo con tres triunfos consecutivos bañados en carácter y ansia de revancha. El técnico nacido en Bijelo Polje también se cobraba la suya en detrimento de su antiguo ayudante. Las aguas volvían a su cauce, al menos hasta que, a partir de mañana, la balanza todavía equilibrada entre los dos se decante de un único lado.

rey de los 'play off' Con un bagaje 57 victorias y 32 derrotas en partidos de play off, el tótem al que el baskonismo se aferra de nuevo para repetir la gesta del curso pasado es sin duda el entrenador más veterano y laureado de los cuatro presentes en estas semifinales, con dos títulos sumados en diez presencias. Sin embargo, de forma constante y paulatina, apoyado por su juventud, Xavi Pascual sigue de cerca el ritmo del balcánico con cuatro presencias en las eliminatorias por el título en las que ha alcanzado 22 victorias y 8 derrotas. Fotis Katsikaris (4 victorias y 5 derrotas) y Lele Molin (que sólo ha estado presente en esta campaña, donde ha logrado dos victorias ante el Fuenlabrada) completan el grupo de elegidos para la gloria.