vitoria. Pau Ribas parece haber encontrado al fin el carril adecuado por el que circular. Tras una larga temporada en la que Dusko Ivanovic no contaba demasiado con él ni el jugador catalán hacía grandes méritos para ganarse la confianza de su técnico, sus últimas actuaciones han devuelto al base azulgrana al lugar que le corresponde, como bien demostró recientemente en el Buesa Arena en el partido frente al Blancos de Rueda Valladolid.
Ayer, el timonel nacido en Badalona se mostró optimista por la "buena dinámica" que está cogiendo el equipo vitoriano en la recta final de la temporada, y transmitió sus "buenas sensaciones" para los dos partidos que restan de la fase regular y los posteriores cruces por la "línea ascendente" de juego del cuadro alavés durante las últimas semanas. Aunque admitió que el Caja Laboral "sufrió" para superar al combinado pucelano, Ribas aseguró sin embargo que los apuros "merecieron la pena" para agarrarse a la cuarta posición.
En este sentido, respecto a los futuros play off por el título en los que el Caja Laboral intentará revalidar su condición de vigente campeón, Ribas expresó sin tapujos su preferencia por medirse al Baloncesto Fuenlabrada en los cuartos de final por la "motivación" de poder encontrarse con el conjunto madrileño después del varapalo sufrido en el Fernando Martín el pasado mes de marzo, en el que los hombres de Dusko Ivanovic acabaron siendo ridiculizados por el cuadro madrileño con un resultado final de 84-68, en uno de los peores encuentros de los vitorianos en toda la fase regular
retorno a su antiguo hogar Junto a su compañero y amigo Marcelinho Huertas, Ribas vivirá un partido especial con la vuelta de ambos a la pista del DKV Joventut, equipo en el que ambos compartieron vestuario hace cuatro temporadas en aquella ya mítica Penya con jóvenes descarados como el ahora NBA Rudy Fernández o Ricky Rubio. El director de juego baskonista asumió ayer que se enfrenta a un partido "especial" por la vuelta al Palau Olimpic y que espera un Joventut "motivado" que querrá despedir la temporada con un triunfo ante su afición después de enlazar varias derrotas estrepitosas.