Todo parecía demasiado bonito cuando Mirza Teletovic se elevó para anotar un increíble triple sobre la bocina a nueve metros de distancia. El Baskonia, efervescente durante toda la primera parte, enfilaba así el camino al vestuario con un esperanzador 51-52 en el electrónico del Nokia Arena. El jugador bosnio, con un impecable acierto en el tiro durante los primeros veinte minutos, parecía dispuesto a ejecutar su mejor danza desde la línea exterior para regocijo de los seguidores baskonistas. Pero el sueño se transformó en pesadilla después del tiempo de descanso. Perfecto en todas sus acciones, etéreo en la ejecución como si estuvieran guiados por la mano de Elías, el Maccabi anotaba una y otra vez ante la estupefacción de un conjunto vitoriano que asistía como espectador a su propia defunción. Todo estaba dispuesto para el velatorio, y la noche transcurrió de la misma forma que en los tres partidos anteriores. Por enésima vez en esta temporada, el Baskonia cimentaba su ayer espeluznante derrota en un tercer cuarto indigno de un equipo de su idiosincrasia.
Corría el minuto 21 cuando Esteban Batista, de nuevo escuálido bajo el aro, anotaba dos puntos con los que el Caja Laboral acongojaba a la tropa judía subiendo el marcador hasta un esperanzador 51-54. A partir de ahí, el desastre. La ilusión se tornó agonía al ritmo que marcaba un Maccabi que por segundo choque consecutivo ejecutaba a los azulgranas a golpe de triple -14 de 21 para los hebreos frente a los 8 de 18 de los alaveses-. El que hasta ayer a triple mataba, también murió a golpe de triple. Los hombres de Dusko Ivanovic se miraban entre sí buscando una respuesta en los ojos del otro. De repente, el Caja Laboral se dio cuenta de que el Maccabi acababa de endosarle un fulminante parcial de 14-0. Sólo dos tiros libres de Batista consiguieron acercar a los vitorianos (72-58, minuto 28) pero, a continuación, Blu aniquilaba las esperanzas baskonistas con uno de los cuatro triples que disparó al aro azulgrana. Poco quedaba ya por hacer.
último cuarto de trámite Lastrado por un porcentaje de tiro exterior que en la primera mitad se atisbaba impoluto, el cuadro alavés finiquitó el tercer cuarto con un desquiciante 28-10. La pandemia que ha asolado al Baskonia en esta serie cuando regresaba al parqué del vestuario es digna de estudio. En el primer partido el Maccabi le endosó un 15-23. En el segundo, 20-27. El tercero era hasta ayer el peor, con un 28-15. Al final, el último periodo de este último y definitivo cuarto partido, al igual que sucedió el martes, fue un mero trámite que sufrir sin derrumbarse ante 11.500 espectadores presentes y otros miles de aficionados que a buen seguro no podían creerse lo que estaban contemplando por sus televisores. El sueño de la Final Four tendrá que esperar al menos un año más. Ahora es tiempo para la reflexión y valorar si este equipo es capaz de luchar con solvencia por el título liguero, como hizo el pasado curso. Pese a todo, el recuerdo de lo ocurrido tras una eliminación continental similar a la de ayer es ahora el mejor estímulo para este impredecible Baskonia.