Por mucho que midas 2,17 metros, pegarte bajo el aro con un rival que ronda los 150 kilogramos de peso es una aventura de la que es complicado salir bien parado. Acostumbrado a oscilar entre la confianza y la desesperación como un funambulista sin red, ayer Stanko Barac demostró que está en disposición de sustentar al Baskonia en este apasionante tramo final de temporada que arranca con el primer triunfo en la serie frente al Maccabi de Tel Aviv. El que pega primero golpea dos veces. Así debe ser para el conjunto vitoriano en estos cuartos de final, y así fue para el pívot croata cuando, desde los primeros compases, Barac bailó al orondo Sofoklis Schortsanitis a base de talento innato y un movimiento de pies bajo el aro que convirtió al center griego en la pareja de baile peor coordinada del panorama continental.
En una noche en la que Lior Eliyahu únicamente existió en su faceta anotadora y Milan Macvan -pretendido en verano por la entidad azulgrana- fue un fantasma que apenas apareció durante los cuatro minutos iniciales, sólo Richard Hendrix fue capaz de seguir la estela del cinco baskonista en el tira y afloja que mantuvieron durante los cuarenta minutos de juego.
El antiguo jugador del Granada fue el único clavo al que pudo aferrarse el Maccabi. Sus 16 puntos y 16 rebotes convirtieron al ala-pívot norteamericano en la principal referencia interior hebrea de forma inesperada. Cuando todos intentaban abarcar con la mirada a Baby Shaq, Hendrix le adelantó por el carril de aceleración. Bien acompañado por un correcto -pero todavía demasiado ansioso en ocasiones- Esteban Batista, que sumó 7 puntos y otros tantos rebotes en 17 minutos, Barac hizo lo que muchos le pedían desde hace tiempo: hablar menos, y jugar más.
Máximo anotador de la escuadra dirigida por Dusko Ivanovic con 17 puntos, el cinco nacido en Mostar se permitió el lujo de anotar un triple -en Euroliga se ha jugado ya ocho tiros de tres puntos de los que ha encestado cinco-. Sin embargo, más centrado en anotar y contener a sus pares que en capturar el rebote, Barac cedió el papel bajo el aro a compañeros como Mirza Teletovic, segundo máximo reboteador del encuentro con 11 capturas, o el propio Batista.
La rabia contenida que el balcánico mantenía aletargada salió expulsada de su cuerpo con un mate que, pese a que no subió al marcador, ejerció de aviso a navegantes para los jugadores del conjunto macabeo de cara al resto de la eliminatoria. Si pensaban que, huérfano de Tiago Splitter, este Baskonia adolecía de la falta de un referente interior, estaban muy equivocados.
gran acierto en el triple Apoyados por Barac en la pintura, los pupilos de Ivanovic fueron capaces de mover el balón con sapiencia en la línea exterior para acabar el choque con unos porcentajes que, aunque lo intenten, será difícil que puedan repetir mañana en el Buesa Arena. Con Logan y San Emeterio como principales exponentes, el cuadro azulgrana anotó 13 de los 26 triples que intentó. Un 50% de aciertos que acabó siendo desesperante para un Maccabi que contemplaba impertérrito cómo sus lanzamientos acababan siendo repelidos por el aro. Un dato que resulta tan sorprendente como escalofriante. El combinado judío se jugó 61 tiros de dos puntos -de los que sólo 28 acabaron dentro- por los 33 de los vitorianos. Un logro que será imposible repetir.