Conforme transcurre la temporada e Ivanovic ha definido los roles en su plantilla, el Baskonia es un equipo partido en dos. Por un lado, los titulares han cogido velocidad de crucero y copan la mayoría de los minutos en pista. En cambio, los suplentes se mantienen en el anonimato y sin dar señales de vida cuando el técnico montenegrino acude en su rescate para mantener una alta intensidad. El partido de ayer ante el CAI no varió esta inquietante dinámica de cara a las trascendentales citas que todavía aguardan a los vitorianos tanto en la ACB como en la Euroliga.
El núcleo duro del Caja Laboral sigue compuesto en la actualidad por seis o, a lo sumo, siete jugadores que se ven obligados permanentemente a dar el do de pecho ante el absentismo de algunas piezas de la segunda fila. Huertas constituye una figura insustituible en la dirección de juego mientras Ribas, víctima siempre de un acalorado debate acerca de su auténtica posición, continúa sin ser ese recambio de garantías que impida añorar al timonel brasileño. Durante su etapa en la capital alavesa, el catalán se ha postulado como un notable cancerbero defensivo y un buen tirador, pero de momento sigue en entredicho su capacidad para generar juego. Esa inseguridad es acusada por el equipo. Así, ayer estuvo al mando de las operaciones cuando el CAI firmó un parcial de 0-15 que estrechó el marcador hasta un momentáneo 68-54.
El puesto de escolta es, en la actualidad, uno de los puntos fuertes del equipo. Tanto Oleson como Logan, que se están alternando indistintamente en la titularidad, reúnen las virtudes necesarias para complementarse a la perfección. El de Alaska se ha especializado como un notable secante defensivo, mientras que el estadounidense con pasaporte polaco acredita un peligro mortal en ataque, ya sea a la hora de lanzar o penetrar a canasta.
Otra figura cuestionada dentro de la segunda línea es Nemanja Bjelica, que desperdició una ocasión inmejorable ante los maños para disparar su cotización. El alero serbio disputó casi veinte minutos, pero volvió a rayar a un nivel más que discreto. En ataque no arriesga -ayer sólo efectuó dos tiros de campo-, actúa demasiado encorsetado y exhibe unos miedos impropios de un baloncestista llamado a comerse el mundo dada su juventud. Ni siquiera su capacidad de amoldarse al puesto de ala-pívot le permite lucirse y convertirse en un pieza más aprovechable para los técnicos.
En la pintura, el Baskonia tampoco consigue extraer el máximo jugo a todo su potencial y depende sobremanera de las prestaciones de Teletovic y Barac. Mientras el gigante croata ha recuperado el excelente nivel de los comienzos de temporada, Batista se mantiene en un sorprendente segundo plano y dista mucho de ser el pívot deslumbrante que causaba estragos en el Fuenlabrada. Sow, demasiado intermitente y con la etiqueta de gregario defensivo, carece de la continuidad necesaria para ser una rotación importante. Mientras tanto, otros transatlánticos agradecen la amplitud de sus interminables plantillas.