Vitoria. Sin tiempo para lamerse las heridas, para lamentar la dolorosa derrota que le infligió el Barça en la semifinales de la Copa del Rey el pasado fin de semana, el ciclotímico Caja Laboral de Dusko Ivanovic regresa esta tarde a la competición en un duelo que puede decidir en gran medida sus opciones de continuar con vida en el torneo continental. Una vez pasada la página copera, el frenesí de la competición sirve esta tarde un duelo de máxima exigencia, un choque entre dos de los equipos que han ocupado plaza en la aristocracia del baloncesto europeo durante la última década. Según lo que suceda en el legendario OAKA de Atenas, escenario de alguna de las gestas más sonadas de la historia del baskonismo, la clasificación del grupo puede tomar un rumbo que, a la postre, con el Barça y el Maccabi como presuntos rivales, puede determinar de antemano las opciones de acceso a la Final Four de Barcelona.

En el vestuario baskonista, al menos de puertas para fuera, no se piensa en clave de futuro. La mente de los jugadores del conjunto azulgrana, como aseguraba ayer Esteban Batista, sólo tiene espacio para el presente, para un partido en el que se espera a un rival enrabietado y con ganas de recuperar el paso tras su revés de hace dos semanas en el Buesa Arena. "Está en juego el primer puesto del grupo, así que no creo que sea una cuestión de revanchas, sino de la importancia que este partido tiene en la clasificación del Top 16", manifestaba el pívot charrúa, uno de los tres center con los que Ivanovic debe afrontar el tramo final -y decisivo- de la Euroliga tras las frustradas operaciones para fichar a un base y la postrera decisión de mantener a Pape Sow en el equipo hasta que concluya la temporada.

Nadie quiere hablar aún de un posible reencuentro en los cuartos de final con la bestia blaugrana o el Maccabi, dos rivales temibles. Fernando San Emeterio, voz autorizada y considerada dentro del vestuario, advertía antes de partir hacia Atenas de los riesgos que conlleva dejarse llevar por el cuento de la lechera: "Primero tenemos que clasificarnos", recuerda el alero cántabro, "y para eso no hay que tirar ningún partido". "Este es un partido que nos puede acercar incluso al primer puesto, así que no tiene sentido pensar en otra cosa que no sea en lo que podemos y debemos hacer en Atenas".

Es la idea con la que la expedición azulgrana abandonó ayer Vitoria. Olvidado ya el varapalo de la Copa, la imagen de extrema inaccesibilidad del Barça y las dudas que arroja el plantel vitoriano, en el seno del equipo que dirige Dusko Ivanovic, ayer se pensaba en verde. Las claves para volver a imponerse al que ha sido uno de los grandes animadores de la Euroliga estos últimos años parecen claras. Batista y San Emeterio coincidían en su análisis: "Debemos tener paciencia en ataque, no permitir que recuperen balones para salir al contraataque y defender como lo hicimos aquí, con inteligencia, sabiendo a quién se puede dejar tirar y a quién no", apuntaba San Emeterio. "Tenemos que defender duro, tratar de tener el control del partido y estar muy concentrados", lo resumía Batista.

La teoría parece estar clara. Ajustarla a la práctica no resultará tan sencillo. Sobre todo en un escenario en el que la presión ambiental forma parte del juego, donde algunos árbitros se tragan demasiadas veces el silbato y donde el Panathinaikos sella su canasta con minas antipersonales. "En su casa defienden mucho más agresivos, aunque también les dejan jugar con muchas más manos, así que será un partido parecido al de Vitoria, pero mucho más duro", avisa San Emeterio. "La clave estará en la defensa en ambas partes de la cancha. Ellos juegan en su casa, con sus árbitros, con su gente. Será complicado", apoya Batista a su compañero.

Los jugadores del combinado alavés viajan preparados para la batalla. Saben lo que les espera. Ahora queda por ver si la fragilidad mental exhibida tantas veces a lo largo del presente curso queda desterrada y renace definitivamente el espíritu guerrero que este equipo ha convertido en una de sus señas de identidad.

En el bando contrario también tienen conciencia de las diferencias que existirán entre el duelo de esta tarde, en el inhóspito OAKA, y el disputado en el Buesa Arena hace dos semanas. "Jugamos en casa, ante nuestra afición, algo que siempre nos da un plus", aseguraba ayer Antonis Fotsis. La plantilla está advertida, y también concienciada.