dE los cuatro partidos disputados en cuartos, el más emocionante e igualado fue el derbi vasco. Los dos equipos se hubieran merecido la victoria. Se sabía que el partido iba a ser muy reñido y todos confiábamos en la mayor experiencia baskonista -esa que siempre le ha hecho salir victorioso cuando se ha enfrentado al Bilbao Basket con un título en juego- para conseguir pasar a semifinales. Pero no se esperaba que fuera tan igualado y a la vez con tantas alternativas en el marcador. El Baskonia se tenía muy bien aprendida la lección de lo que sucedió en Miribilla en el partido de Liga, donde tanto Jackson como Warren les dejaron en evidencia. En esta ocasión, el trabajo de Oleson, San Emeterio y Bjelica en tareas defensivas consiguió que los exteriores bilbaínos estuvieran más desacertados de lo normal. También se sabía que, en el rebote, los baskonistas iban a tener problemas, y así fue. Pero la presencia de Batista en cancha equilibró ese apartado. El uruguayo es un jugador que, sin recibir muchos balones, es capaz de hacer sus números. Me sorprendió su ausencia en cancha en la segunda parte, cuando las cosas no pintaban bien. Otro factor importantísimo para que en el primer tiempo estuviera por delante el Caja Laboral fue el gran juego desplegado por Huertas. Cuando se fue al banquillo su equipo ganaba por seis puntos. En menos de dos minutos, el Bilbao Basket con un parcial de 7-0 dio la vuelta al marcador. Con su presencia de nuevo en cancha, el Baskonia volvió a dominar el encuentro anotando, asistiendo y recibiendo faltas. A esto hay que añadir que a Teletovic, a pesar de no empezar bien el encuentro ni en defensa ni en ataque, sus tres triples antes del descanso le dieron confianza. Y, para finalizar, destacar los grandes porcentajes de tiro de los vitorianos. Con ese acierto y una defensa medianamente buena normalmente domina los partidos. En el inicio de la segunda parte, el Caja Laboral jugó a placer y noté una gran falta de confianza del equipo de Katsikaris. Mala selección de los tiros, rotura de los sistemas, muchas situaciones de juego forzadas y baja intensidad defensiva. El único que consiguió que el partido no se rompiera del todo fue Vasileiadis, que se disfrazó de Jackson y a base de triples llevó la esperanza a la parroquia bilbaína. Al final dos genialidades de Marcelinho Huertas dieron el pase a semifinales al Baskonia. Ahora el siguiente paso es el Barcelona, con la presión de intentar ganar al favorito recuperarse físicamente y, además, con la obligación de hacer un juego más regular del que mostró ayer .