durante sus siete temporada anteriores en la capital alavesa, Dusko Ivanovic siempre se ha distinguido por desenvolverse mucho mejor con grupos cortos que con plantillas largas en las que otorgar roles a los jugadores resulta un hecho ciertamente complejo. Ayer, justo en un momento crítico del equipo en el que los experimentos debían quedar en un segundo plano, el técnico montenegrino apostó sobre seguro y volvió a delegar más que nunca su confianza en únicamente siete hombres.

Frente al Unicaja, Pau Ribas, Nemanja Bjelica y Pape Sow fueron simples figuras decorativas. De hecho, el último ni siquiera saltó a la pista en una nueva demostración de que sus días en el Caja Laboral están contados una vez finalice su contrato temporal. Tanto el base catalán como el alero serbio fueron sacrificados por el de Bijelo Polje, descontento con su rendimiento en el segundo cuarto. Y es que la presencia de ambos coincidió con la resurrección malagueña en el segundo cuarto, justo cuando la cómoda renta alavesa se vino abajo en un santiamén.

Ribas, que continúa a años luz de las expectativas generadas hace dos veranos con su fichaje procedente del Joventut mientras se alimenta día a día el debate sobre su posición, tendió una alfombra roja en defensa para el lucimiento de un rejuvenecido McIntyre y se mostró obtuso a la hora de dirigir el juego. A Bjelica, invisible para sus compañeros y cuyo ostracismo es cada vez más preocupante, casi ni se le vio. En su única aparición, desperdició un triple esquinado. Ninguno de los dos aparecería tras el intermedio.

Los tres tenores baskonistas, Huertas, San Emeterio y Teletovic, volvieron a ser saturados de minutos. Es evidente que ninguno cuenta con un recambio de garantías en la actualidad dentro de la plantilla mientras el club materializa las gestiones para conformar la plantilla hasta el final de la temporada. Si en breve aterriza un base estadounidense que oxigene al brasileño, cabe la opción de que Bjelica pase a ocupar la posición de cuatro a no ser que otro jugador con la vitola de seleccionable refuerce el juego interior. Batista y Barac, ambos con altibajos, simultanearon su presencia en pista durante algunos minutos, mientras que el otro hecho noticioso del choque provino de la inesperada resurrección de Logan. El escolta comunitario, comprometido como nunca y que trabajó de lo lindo para revertir los pitos con los que fue recibido por la grada, desplazó durante muchos minutos a Oleson pese a su falta de acierto.