Esteban Batista acaba de aterrizar en el Caja Laboral, pero ya es la referencia interior de un equipo que necesitaba una boya para alcanzar un mínimo de equilibrio. Pese a que Ivanovic todavía no le ha otorgado la titularidad, ha desplazado a Barac y Sow a la hora de ganarse los minutos por motivos obvios. Entre que el gigante croata ha dado muestras de su fragilidad mental al verse relegado de un papel importante y el senegalés no da la talla en un club opulento como el vitoriano, el uruguayo lo ha tenido muy fácil para lucir galones. Su pundonor fue lo único potable en una matinal de infausto recuerdo que destapó el irrisorio estado azulgrana. El único halo de luz para vislumbrar el futuro con cierto optimismo es que el Baskonia ha encontrado un pívot de auténticas garantías sobre el que asentar un crecimiento que, ahora mismo, se antoja inviable.
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