De un soporífero partido como el de ayer es prácticamente imposible rescatar aspectos positivos. Hubo que escarbar muy hondo para hallar algún halo de luz dentro de un equipo que emite unas pésimas vibraciones en vísperas de que lleguen algunos de los desafíos más importantes de la temporada. Entre lo poco destacable en el Polideportivo Pisuerga fue el meritorio papel de Bjelica y Logan. El joven serbio elevó su protagonismo con respecto a otros duelos y dejó sus pinceladas de calidad en varias suspensiones exteriores y también en alguna entrada. Por su parte, el estadounidense con pasaporte polaco firmó un segundo cuarto de ensueño con once puntos consecutivos que permitieron alargar la agonía baskonista. Tras el descanso, como el bloque en general, se diluyó como un azucarillo y fue reducido por la dura defensa vallisoletana.
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