pocas veces el término "equipo revelación" ha hecho tanta justicia. Modesto entre modestos, el Blancos de Rueda Valladolid es ya una sorprendente realidad en el panorama ACB. El pasado miércoles, lograron amarrar el billeta para la Copa del Rey tars vencer en Fuenlabrada, y ahora sueña con prolongar su éxtasis hasta los play off. Todo con un equipo formado por jugadores que conocen como pocos el largo viaje hacia el éxito, pues sólo dos hombres de la actual plantilla vallisoletana desconocen lo que supone jugar en la LEB. El resto ha mamado pabellones pequeños y nula repercusión mediática en su periplo por las categorías inferiores hasta erigirse esta temporada en una sorpresa de proporciones épicas.
Su balance de diez victorias y seis derrotas dista mucho de las expectativas que todos tenían antes de empezar la campaña, por mucho que el Blancos de Rueda firmara este verano la mejor pretemporada de todos los conjuntos ACB con cinco victorias en cinco partidos. El próximo rival del Caja Laboral prosigue su devenir en la competición sustentado en un plantel cosido a base de jugadores que probablemente no tendrían cabida en ningún equipo de la zona alta de la tabla, esos a los que intentará poner contra las cuerdas en el torneo copero que tendrá lugar en Madrid a partir del 10 de febrero.
Con la cuarta mejor defensa de la Liga -el Baskonia baja hasta la decimotercera- por bandera y una media de edad de 28 años -siete de ellos pasan de la treintena- la escuadra dirigida por Porfirio Porfi Fisac destaca, precisamente, por una plantilla en la que nadie destaca ostensiblemente por encima del resto. Fede Van Lacke, Jason Robinson, Marcus Slaughter o el ala-pívot dominicano -y rey Baltasar en sus ratos libres- Eulis Báez otorgan la consistencia necesaria a un bloque que ya ha pasado a la historia por cuajar su mejor arranque de la ACB en diecinueve años.
Después de caer en el duelo inaugural de la temporada en Menorca, el Blancos de Rueda hilvanó seis victorias consecutivas ante rivales de la talla de DKV Joventut, Bizkaia Bilbao Basket o Power Electronics Valencia, e incluso a punto estuvo de sorprender en su feudo al Real Madrid (87-82 finalmente para los chicos de Ettore Messina). Cajasol y Gran canaria 2014 también saben lo que es sucumbir ante un equipo que en los últimos diez años nunca ha pasado de la décima posición a final de campaña, con exilio en la LEB de por medio en la 2008-09. ¿Pero qué tiene el conjunto vallisoletano que le hace tan especial? Puestos a buscar culpables, el primer objetivo en el punto de mira pasa irremediablemente por su entrenador.
Un técnico de esos que el mundo del deporte califica normalmente como "de perfil bajo". Sincero -"no me encuentro bien conmigo mismo", afirmó después de lograr la salvación para el club pucelano- su continuidad el pasado verano se convirtió en una cuestión de estado. No por un problema de dinero -"cobro el salario mínimo que fija la ACB para los entrenadores"- sino por el deseo del técnico nacido en Segovia de dotar al club de un estilo "diferente" en cuanto a su estructura deportiva. Ahora, mientras pide a sus hombres que recuperen la "humildad" que les ha llevado a la cima, Porfi Fisac tiene entre ceja y ceja llegar a las trece victorias y consolidar su permanencia. Los halagos