Vitoria. La Liga ACB no detiene su vorágine de partidos y el Caja Laboral vuelve a entrar hoy en escena en un duelo crucial para certificar la vitola de cabeza de serie para la Copa del Rey. El amenazador DKV Joventut, precisamente otro de los numerosos implicados en la farragosa pelea a la hora de sellar el billete para la cita madrileña, aterriza en el Buesa Arena con dos exbaskonistas entre sus filas (Carl English y Will McDonald) sumergidos en un pletórico estado de forma.

La velada de esta noche promete convertirse en un homenaje al baloncesto ofensivo. Los paladares más exigentes, los líricos del mundo de la canasta, tienen una cita ineludible con el televisor. No en vano, se dan cita los dos conjuntos más anotadores de la competición que se distinguen por exhibir unos colmillos afilados cuando se trata de profanar el aro rival.

Si la tropa alavesa promedia más de 81 puntos de media, el legendario conjunto verdinegro vuelve a ser fiel a su desinhibido baloncesto, no le va a la zaga y firma casi 80 por comparecencia. La trascendencia del choque, sin embargo, puede motivar en esta ocasión un clima más belicoso y que las férreas defensas se ajusten para evitar este desenfreno anotador que tanto detestan la mayoría de los técnicos. Al menos, es la consigna que inculca un Dusko Ivanovic que siempre se harta de ponderar que el trabajo de contención emerge como la llave para acceder a los títulos.

El técnico montenegrino mantendrá casi hasta última hora las dudas de San Emeterio y Barac. El alero cántabro todavía arrastra molestias tras el tirón que sufrió en el costado ante el Lagun Aro, mientras que el gigante croata no ha dejado atrás del todo su proceso febril. Estas posibles bajas elevarán las dificultades.

batista, la atracción Ante los badaloneses, el Baskonia se halla obligado a consolidar los leves progresos apuntados en el derbi del domingo ante el Lagun Aro. Revitalizado por la llegada de Batista, cuyo estreno en el Buesa Arena ha levantado una enorme expectación, el equipo debe comenzar a pulir defectos y progresar a pasos agigantados en vísperas de afrontar los primeros desafíos cruciales de la actual temporada. Ha bastado una fugaz aparición por espacio de 21 minutos para que el fornido poste uruguayo, un todoterreno que abarca un enorme espacio en la zona y otorga otra libertad a los exteriores, proporcione otro aire a un conjunto sin identidad que, hasta la fecha, no ha atinado a encontrar el rumbo.

La visita del Joventut, la penúltima cita de esta irregular primera vuelta que llega a su fin y antesala de un incómodo viaje a Valladolid, constituye una indudable prueba de fuego. De la mano de Pepu Hernández, el rival baskonista ha logrado aislarse de la crítica situación económica que azota al club -su deuda se eleva a más de 15 millones de euros brutos y desde el pasado mes de octubre se acogió a la Ley Concursal- y recuperar ese juego dinámico y vistoso que ha sido una seña de identidad de la Penya durante toda su historia. Y en este brote de resurrección está influyendo de manera notable el sensacional estado de forma de dos viejos conocidos del Buesa Arena.

English y McDonald, obligados a relanzar su carrera en un lugar de menos fuste, se han erigido en los dos bastiones ofensivos del exseleccionador español. Su papel residual de la etapa alavesa contrasta con el liderazgo que ostentan en la actualidad. El apañado quinteto titular verdinegro se completa con el díscolo Hosley, el eléctrico Robinson y el veterano Trias, aunque éste último causará baja por culpa de un esguince de tobillo. Los jóvenes Franch, Norel, Tomás y Jelinek aportan savia fresca desde el banquillo, aunque su inexperiencia se deja sentir en muchos tramos.