Sólo tardó tres minutos en ingresar en la pista del San Sebastián Arena 2016 en detrimento de un pésimo Teletovic. Ante el desconcertante comienzo del Caja Laboral, reincidente a la hora de incurrir una y otra vez en los mismos errores, Dusko Ivanovic no dudó ni un ápice en conceder rápidamente la alternativa a Esteban Batista, el flamante fichaje de esta semana hasta la campaña 2013-2014 que ha levantado unos expectativas inusitadas en el entorno baskonista. El duelo adquirió a partir de entonces una nítida tonalidad vitoriana, contribuyendo el poste uruguayo de manera decisiva a arreglar el entuerto.
Sólo un partido ha bastado para que el club vitoriano empiece a rentabilidad la onerosa inversión para adquirir a golpe de talonario al ex del Fuenlabrada, la pieza que necesitaba este equipo en horas bajas para resucitar y recobrar parte del crédito dilapidado. Lo suyo fue llegar y besar el santo. Con apenas tres entrenamientos en las piernas y un escaso conocimiento de los esquemas del preparador montenegrino, Batista saltó al ruedo donostiarra para alterar el rumbo de un partido que había amanecido con nubarrones. Y lo consiguió.
Su contribución debía resultar si cabe más importante ante las décimas de fiebre con que Stanko Barac había pasado las últimas horas. El gigante croata permaneció los cuarenta minutos en el banquillo, pero su ausencia apenas se dejó sentir ante el prometedor estreno del sudamericano y la efervescencia de un Pape Sow que volvió a reivindicarse para exigir una ampliación de su vínculo temporal. Entre ambos, edificaron el abrumador dominio alavés bajo aros y mantuvieron a raya a la modesta terna de pívots locales compuesta por Doblas, Miralles y Kone.
Batista dejó su sello desde el primer cuarto. En realidad, fue fiel a sí mismo: no rehuyó nunca la búsqueda de la posición en la zona, liberó espacios para que los exteriores anotaran con más fluidez, atrajo la atención de más de un defensor, buscó las cosquillas a sus pares gracias su primoroso juego de espaldas al aro y, en definitiva, impuso la ley de su gigantesca figura. En definitiva, el mismo jugador que ha brillado con luz propia durante los últimos tiempos en la periferia de Madrid y se había erigido en uno de los principales objetos de deseo de los grandes de Europa.
El uruguayo no sólo acreditó su mortal peligro en el uno contra uno sino también supo doblar el balón en el momento oportuno para que otros compañeros profanaran el aro local. Durante muchos minutos, simultaneó su presencia con otro cinco puro como el senegalés, algo que también podrá hacer en el futuro junto a Barac debido a sus características tan definidas.
Al final de los cuarenta minutos, Batista adornó su estadística con 10 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias en 21 minutos de juego. Números más que aceptables para un pívot con el que el Caja Laboral debe adquirir una versión más reconocible y hallar el equilibrio del que ha adolecido hasta la fecha. Con el paso de los minutos, el de Montevideo se vio acechado por el peaje de las faltas. La cuarta, señalizada por el árbitro tras un bloqueo ilegal, obligó a Ivanovic a retirarle de la cancha, algo que no empaña un estreno esperanzador.