vitoria. El diario on line serbio Novosti lucía ayer en su sección de deportes la imagen de un serio Nemanja Bjelica sobre cuyo regazo posaba sentada su mujer, Mirjana, acompañados del árbol de Navidad que luce en su vivienda vitoriana y su perrita ataviada con un lazo azul en la frente. El jugador baskonista concedió una entrevista a este medio en la que, sin las limitaciones del idioma -su dominio del inglés todavía dista mucho de ser perfecto- explica algunos detalles de su día a día en Vitoria. "Algunos jugadores me habían dicho que en esta ciudad llueve trescientos días al año. Y sí, llueve, pero no me importa. Me gusta la tranquilidad que hay aquí, aunque hasta ahora no he podido conocerla mucho porque he estado viajando constantemente", explica el alero serbio, que en apenas unos pocos meses ya conoce el gran ambiente de baloncesto que respira la capital alavesa.
"Aquí la gente vive para el baloncesto como no había visto nunca. Me paran en el centro comercial para pedirme autógrafos y fotos y no me importa en absoluto. Y me lo piden desde niños hasta ancianos, todos son aficionados del Caja Laboral", sostiene la gran esperanza blanca de la escuadra azulgrana, que parece haber encontrado uno de sus platos preferidos en la gastronomía vasca, aunque no acierte a recordar el nombre.
"Mirjana y yo comemos casi siempre en restaurantes. Hay un plato de arroz con salsa que me encanta aunque no me acuerdo de como se llama. También me gusta el jamón y el queso, pero sobre todo como pollo y pasta por los carbohidratos", sostiene Bjelica antes de subrayar que, a pesar de su duro inicio de temporada, no se arrepiente de haber fichado por el Baskonia. "Todavía estoy aprendiendo. Sabía que Dusko era un entrenador duro, pero aún no estoy preparado para jugar en la NBA. Decidí buscar un lugar adecuado para crecer como jugador y en el Caja Laboral hay un ambiente fantástico", agradece el exterior balcánico, que cuenta además una curiosa anécdota sobre Ivanovic.
"Hace poco viajamos a Lituania y tuvimos que coger tres aviones y dos autobuses. A la mañana siguiente ya estaba con el balón en las manos y el silbato en la boca esperándonos con una sonrisa, ansioso por empezar el entrenamiento. Su energía es increíble", se sorprende el jugador en la entrevista.