Todo el mundo esperaba que ayer Mirza Teletovic diera un nuevo paso adelante en su progresión como interior. Acostumbrado a vivir siempre en el perímetro más tiempo que en la pintura, durante la pretemporada el jugador bosnio reconoció que este año quería potenciar su trabajo bajo el aro, especialmente en materia reboteadora. La lesión de Stanko Barac hacía presagiar un protagonismo casi absoluto del ala-pívot como referencia interior baskonista ante el Bizkaia Bilbao Basket, y tal vez por eso sorprende tanto su desafortunadísima actuación en una matinal para olvidar. Dusko Ivanovic optó por colocar a Barac y Haislip como titulares. Teletovic se vio obligado a salir desde el banquillo durante el primer cuarto, pero ya desde los primeros instantes el capitán del Baskonia dio muestras de que no iba a ser su día.
Su primer lanzamiento -un triple que ni siquiera tocó el aro- dejó a muchos con la boca abierta. La muñeca del tirador nacido en Mostar no anticipaba grandes esperanzas. Cabizbajo aunque atendiendo a los seguidores baskonistas que le aguardaban a la salida del Bilbao Arena, Teletovic no quiso atender a los medios de comunicación. Si desafortunado fue su papel en ataque, con solo dos puntos en 18 minutos -1 de 4 en tiros de dos y 0 de 3 en triples-, su inconsistencia defensiva fue si cabe más desesperante, hasta el punto de desquiciar a su propio entrenador. Ivanovic, acostumbrado a perpetuar la presencia en cancha del bosnio incluso en sus peores momentos de juego, decidió enviar a su pupilo al banquillo durante la mayor parte del encuentro y poner así punto final a su bula papal.
Sin ir más lejos, Ivanovic decidió sacar a Bjelica en sustitución de Haislip cuando éste cometió su quinta falta y el partido encaraba su definitorio tramo final. Un gesto quizá nimio que, sin embargo, evidenció la desconfianza que el montenegrino tuvo ayer con su jugador. Siempre competitivo, tal vez el Zalgiris pague el miércoles los platos rotos.