Vitoria. Pocas veces desde que inició su segunda etapa al frente de la nave baskonista el rostro de Dusko Ivanovic denotaba una expresión tan contrariada. Durante su breve comparencia, la voz del entrenador montenegrino se entrecortaba, y él mismo subrayó en un par de ocasiones que no era el momento de hacer demasiadas valoraciones. "Es mejor no decir nada en caliente", explicó. "Éste no es el Baskonia que tiene que ser. Hay que analizar bien la situación porque en este momento no funcionamos. No estamos bien pero, a pesar de todo, todavía tenemos opciones reales de pasar al Top 16. Espero que sea con todo el equipo, o con cinco o seis jugadores, pero vamos a luchar contra el Khimki", anticipó rotundo el preparador balcánico antes de incidir en que necesita "jugadores que quieran estar, que quieran luchar". "Podíamos perder, pero no jugando de esta manera. Hemos estado mal en todo. En defensa, en ataque, en el carácter, la mentalidad, la paciencia... demasiado egoísmo", lamentó un cariacontecido Ivanovic.
Por su parte, Pau Ribas no pudo más que rendirse a la evidencia y admitir que el juego del equipo azulgrana pasa en estos instantes por un estado crítico después de enlazar nada menos que cinco derrotas consecutivas en Euroliga. "Jugando así no podíamos haber ganado a ningún rival ni de Euroliga ni de ACB. Hemos jugado muy mal detrás y delante. El equipo necesita una victoria para cortar esta mala racha como sea", valoró el jugador catalán tras reconocer que "cada uno quiere ganar el partido por su cuenta y no sabemos enfocar eso como equipo". Finalmente, Marcelinho Huertas asumió que la escuadra baskonista no supo controlar el partido cuando mantenía once puntos de ventaja en el marcador. "Estábamos preparados para hacer las cosas de una forma y nos ha salido todo al revés. Nos faltó romper el partido en el segundo cuarto y cuando nos han pasado se nos ha venido el mundo encima", explicó el timonel paulista.