Vitoria. Los dos grandes mastodontes del baloncesto estatal cerrarán la primera jornada de la Supercopa con un duelo que enfrenta dos necesidades de revancha de diverso calibre. Mientras el Real Madrid de Ettore Messina se mide al equipo que lo ridiculizó sin piedad el pasado año, el todopoderoso Barça del comedido Xavi Pascual retorna a la cancha donde despidió con un amargo sopapo una temporada que llevaba camino de cerrarse con un pleno de títulos. Mientras que los catalanes mantienen el bloque que les permitió recuperar el cetro continental, el club blanco ha vuelto a tirar de talonario para poner un nuevo elenco de figuras en manos de Messina, cuya frustración lo llevó a flirtear con la dimisión tras su decepcionante primer ejercicio.
Ambos equipos se midieron hasta en ocho ocasiones la pasada campaña. El Madrid sólo pudo arañar un triunfo, a la postre insustancial, en la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga. En el resto de los enfrentamientos el Barça paseó su superioridad colectiva, con escabechinas que llegaron a sacar los colores a los pupilos de Messina.
El técnico italiano, como ya hizo el pasado año, ha realizado una profunda remodelación en la plantilla del combinado merengue. Han llegado cinco refuerzos -Sergio Rodríguez, Tucker, Mirotic, Fischer y Carlos Suárez- para dotar de mayor equilibrio a un equipo que el pasado año naufragó con estrépito. Salvo el ex jugador del Maccabi, llamado a completar el temible juego interior madridista, los otros tres recién llegados aportarán cosas que le faltaban a este equipo.
En el Barcelona apenas se han producido variaciones respecto a la plantilla que lo ganó todo, salvo la histórica tercera ACB del Baskonia, en una temporada en la que jugó de vicio. Kosta Perovic, otro center puro, ocupará la plaza de Trias en el banco blaugrana, donde Pascual dispone de los automatismos y el infalible engranaje colectivo como ventajas para saldar con un triunfo este primer examen.