Vitoria. Mientras Vitoria hervía en plenas fiestas de La Blanca, Stanko Barac inició su prematura puesta a punto acompañado de su compañero Brad Oleson. Ambos compartían una desdicha común. Tras una temporada marcada por sus respectivas lesiones, se veían obligados a adelantarse al trabajo del resto del equipo y cuidar sus problemas físicos. Por si fuera poco, el pívot croata era reincidente, pues el pasado año hizo lo propio después de una campaña en la que, como ha ocurrido en ésta, no ha podido conocer de primera mano lo que supone disputar los play off por el título de la ACB.
Tal vez por eso, Barac no está dispuesto a dejar escapar la que él mismo considera como su "gran oportunidad". Huérfano de un pívot dominante ahora que Tiago Splitter ha cruzado el charco, el Baskonia le necesita más que nunca. Su contrato, que en esta campaña trae consigo un considerable aumento de su ficha, también debe quedar refrendado sobre el parqué. Y, por lo visto en esta pretemporada, el jugador azulgrana está dispuesto a elevar hasta el cielo las expectativas más optimistas.
Renunció a disputar el Mundial con su selección para evitar males mayores, y en el primer encuentro de esta pretemporada que mañana toca a su fin con el trofeo Diputación, Barac está demostrando que inicia la competición a un nivel superior que muchos de sus compañeros. Ante el Friburgo, el poste nacido en Mostar se destapó con nada menos que 27 puntos. La descomunal actuación de Mirza Teletovic -41 puntos con ocho de diez en triples- evitó que el croata se llevara el MVP del partido, una pérdida de la que se resarció el sábado al regresar a la capital alavesa como el mejor jugador del torneo de Angers. En el debut baskonista en la localidad francesa, frente al Cholet, aportó 14 puntos para la victoria por 58-66, un bagaje que podría haber aumentado si no llega a ser eliminado por faltas.
Un nuevo compañero Un día después, ante el Zalgiris, el cinco de 2,17 metros cuajó su mejor partido en cuanto a anotación (26 puntos), a los que acompañó con ocho rebotes. Los 31 puntos de valoración con los que abandonó la cancha hablan por sí mismos del dominio en la pintura de un hombre al que sólo se le puede achacar cierta falta de carácter ante rivales de enjundia. El resto, su buena mano, su capacidad intimidatoria o sus movimientos bajo el aro son casi intachables, tal y como demostró en el último encuentro de la cita de Angers en el que el Caja Laboral se impuso por 66-96 al que parecía el rival más peligroso de los que participaban, el Le Mans francés.
Con 18 puntos y 13 rebotes para un total de 30 puntos de valoración, Barac alzó el trofeo al MVP del torneo. Un premio que sirve para inyectar una buena dosis de optimismo a la parroquia baskonista, que mañana tendrá la oportunidad de contemplar en directo las evoluciones del poste croata en el partido que enfrentará a la escuadra vitoriana con el Gran Canaria 2014 que dirige Pedro Martínez. Pero será el viernes, en la semifinal de la Supercopa ante el Power Electronics Valencia, cuando Barac empezará a compartir pista con su nuevo compañero en la pintura, Marcus Haislip, y se podrá comprobar la unión de explosividad física del norteamericano con el fino talento del croata. Si logran entenderse, su dupla puede causar estragos en las canchas continentales.