vitoria. Consumada la machada en el asalto inaugural y discutido ya el abrumador favoritismo catalán antes del inicio de la final, el Caja Laboral ha desbrozado el camino hacia el tercer entorchado liguero de su historia. Esta tarde quedará asomado a la gloria si vuelve a profanar el Palau y asesta un mazazo casi definitivo a un Barcelona que, si bien figura contra las cuerdas, conserva todavía un veneno atroz y se halla capacitado para resurgir a lo grande en cualquier momento.
Pese al momentáneo 0-1, el anhelado título se vislumbra aún tan lejano como antes del pasado jueves. Nadie lanza las campanas al vuelo a tenor del opulento adversario al otro lado de la pista. Constituiría el pasadizo hacia la defunción. Sólo a base de un indomable espíritu defensivo, un meticuloso rigor táctico y con la modestia como bandera, caerá el gigante. Como si tantos días de inactividad hubiesen ablandado sus afilados colmillos, la fiera blaugrana anduvo dormida en el choque inaugural y hoy se espera que vuelva por sus fueros para establecer el equilibrio. El Baskonia es consciente de ello, pero ello no es óbice como para no exhibir ambición en esta cita vespertina, entregar la cuchara antes de tiempo y conformarse con el excelente botín conseguido. A nadie se le escapa que este rutilante Barcelona posee argumentos de sobra para ganar en el Buesa Arena, en el OAKA o donde se lo proponga. De hecho, ha sido el único en conseguirlo esta campaña a nivel doméstico en la capital alavesa.
Al menos, Ivanovic parece haber dado con la pócima para incomodar al rodillo blaugrana. Se trata de reducir a un equipo superior gracias a una defensa espartana, estrechar el cerco sobre Navarro, consentir cierto margen de maniobra a los secundarios de Pascual y encomendarse a la magia de algunas piezas tocadas por una varita mágica, léase Marcelinho, San Emeterio y Splitter. Eso y que el ogro no encadene sus célebres rachas anotadoras.
Inmerso en un gran estado, haciendo gala de una madurez sobresaliente en las situaciones límite, el Caja Laboral se ha propuesto dinamitar los pronósticos que le concedían un papel de comparsa. De momento, ha metido el miedo en el cuerpo a un Barça que vive sensaciones desconocidas. Salvo Navarro y Ndong, los restantes ases locales -Ricky, Mickeal y Lorbek- padecieron un calvario para lucir sus cualidades. Que sufran dos días malos en un corto margen de tiempo parece difícil, pero con este irreductible cuadro alavés cualquiera no sueña.