Vitoria. Si no fue a la primera, que al menos sea a la segunda, pues lo contrario significará adentrarse en un incierto match-ball de imprevisibles consecuencias. Olvidados ya los cinco minutos finales de auténtico despropósito desplegados el pasado miércoles por el equipo, el Caja Laboral dispone esta tarde (20.30 horas, ETB-1) de una nueva oportunidad para finiquitar la serie y evitar que estas semifinales se prolonguen innecesariamente hasta el próximo domingo. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Pero enterrar a dos metros bajo tierra a los hombres de Ettore Messina no es una tarea fácil. Requiere de altas dosis de paciencia para cavar el hoyo -una tarea que, al menos, está ya a medio hacer- además de una pala de grandes dimensiones y un enterrador con aplomo suficiente para no desfallecer por mucho que la tarea se prolongue. Aunque, a estas alturas, el conjunto vitoriano dispone de todos estos requerimientos. Porque, entre otras cosas, el propio Real Madrid lleva toda la temporada cavando su propia tumba en el mismo pabellón de Vistalegre, donde ya ha sido vencido en siete ocasiones. Entre otras por el cuadro azulgrana, de forma incontestable, en el último tramo de la fase regular.
Por mucho que los merengues hayan visto la luz hace apenas un par de días, su público afila sus gargantas para saltar a por sus jugadores a la mínima oportunidad, como ya hicieron en los cuartos de final frente al Cajasol. Si los baskonistas saben jugarla, ésa será una de las grandes bazas a tener en cuenta, si bien no la única. El Caja Laboral debe ser capaz de salir a morder desde el primer minuto, como hizo en los encuentros disputados en Vitoria, a buen seguro que los nervios no tardarán en hacer acto de presencia en su multimillonario rival.
Sin embargo, ésa no sería sino la primera de las muchas batallas que el equipo vitoriano deberá hacer frente en Vistalegre. La segunda, el dominio de la pintura, se decantó del lado madridista en el tercer enfrentamiento. Mientras en el Buesa Arena Tiago Splitter se bastó por sí solo para empequeñecer a los postes del preparador transalpino, el pasado miércoles Lavrinovic, Reyes y Tomic ganaron la partida al jugador brasileño, al que su escasísima puntería desde la línea de tiros libres -sólo anotó uno de los siete que lanzó- acabó comiendo la moral de forma paulatina mientras se empeñaba en prolongar su duelo personal con Ante Tomic.
el arte del "pick and roll" De hecho, por primera vez en mucho tiempo, Teletovic acabó el partido con más rebotes que su compañero en la zona -ocho el bosnio por los dos del de Joinville-. Pero el encuentro de hoy será otra historia. "Todo será diferente. En el tercer partido dejamos que Tomic, Prigioni y Llull jugasen muy cómodos, y al final nos hizo mucho daño. Eso no puede pasar más", advierte rotundo un Splitter que, en los últimos encuentros, ha convertido la práctica del pick and roll en un arte, de la mano de su compatriota, Marcelinho Huertas. En apenas unos meses, la dupla que formó con el hoy defenestrado Pablo Prigioni ha evolucionado a su versión 2.0., pulida y libre de fallos como el mejor sistema operativo. Pero Messina lo sabe y, precisamente, sus ajustes a la hora de defender la conexión entre los dos estiletes baskonistas cimentaron en gran parte la primera victoria del Madrid en esta serie.
En definitiva, a partir de las 20.30 horas, el Baskonia dispone de una nueva oportunidad para escribir la historia a su gusto. Si quiere imponerse a base de garra y fiereza, Ivanovic cuenta con mejores cartas que Messina. Si prefiere hacerlo recurriendo al talento puro y duro, los reyes del balcánico aguantan el mejor envite. Muchas de las opciones de triunfo dependerán de la capacidad de ambos técnicos para manejar sus banquillos.